Realmente, en ocasiones se malinterpreta la palabra compasión. Pareciera condescendencia o sentimiento de superioridad mal disimulado. Pero, no lo interpreten en ese sentido cuando decimos que Federico Fellini mira a Cabiria con ternura, piedad de la buena. Solamente hay amor en la forma de enfocar del cineasta italiano a esta prostituta marginal en una Roma que nunca duerme.

Giulietta Masina nos regala una interpretación excepcional, siendo el alma, ojos y corazón de una película especial, una que debe estar en cualquier colección del séptimo arte transalpino que se precie. A pesar de los excelentes secundarios, es ella quien lleva todo el peso de la película con la misma alegría con la que Cabiria se niega a darse por vencida.

Fellini desnuda los miedos y problemas de una chica de la calle, aunque no renuncia en ningún momento a que brillen en todo momento más sus virtudes, especialmente una incandescente inocencia y búsqueda.

Imposible no enamorarse de esta película.

Un diamante en bruto estaba escondido en la Ciudad Eterna. Solamente había que prestarle atención.

BoJack no me entró especialmente por los ojos en su primer visionado. Está claro que la creación de Waksberg tiene estilo y estética, sin embargo, uno siempre ha sido bastante clásico con el cartoon. No obstante, un par de episodios bastan para ir atrapando en una serie mucho más atrevida de lo que parece y que, a mediados de su primera temporada, ya logra coger el tono agridulce que será su seña de identidad.

Estamos ante un juego metaficcional constante, una reflexión sobre qué nos dijeron aquellas comedias familiares de la década de los noventa del pasado siglo y cuál ha sido la realidad. Nos ubicamos en Los Ángeles, una ciudad de los Lakers donde animales antropomorfos, sí, pero que encaja perfectamente con lo que narraban "Mulholland Drive", "Lo que esconde Silver Lake" o, incluso, los cómics de Kate Bishop como investigadora privada en los cómics de "Ojo de Halcón".

Un fuerte desengaño que arrastra a un protagonista que tiene cosas de Senfield y también de los grandes patriarcas de la caja tonta en aquellos días. El gran mérito de BoJack es mostrar las consecuencias de los actos mezquinos y cotidianos, algo que no habíamos visto ni siquiera en "Los Simpson", la obra maestra que revitalizó la animación en este campo para siempre.

Incluso en su opening hay reminiscencias a filmes como "El crepúsculo de los dioses". Un programa que se cuestiona todo, empezando por las propias luces y sombras de su protagonista.

De entre todas las cualidades, resaltar la sagacidad de sus libretos.

Esto le puede pasar a muchas películas. Es casi ley de vida. No hay problema en contextualizar algunas obras que son muy notables aunque sus valores hayan quedado (afortunadamente) desfasados. Por ello, la categoría de obra maestra se da a aquellas pelis que logran ser atemporales. Lo preocupante es que "La fiesta" ya parecía bastante vetusta unas semanas después de haberse rodado.

Un dolce far niente de juventud alocada y salida. En descargo de Sanabria y Villaverde, este género se multiplica hasta el infinito en los Estados Unidos y hay colegas que han alcanzado prestigio con trabajos que para nada son mejores que este. Además, aquí está el mérito de que esta pareja logra firmarlo con un presupuesto casi ridículo, lo cual le da un acierto aire de capítulo televisivo alargado. Pero es digna en el apartado técnico.

A nivel de casting logró sacar algún rostro que se aire muy reconocido en el futuro, especialmente Norma Ruíz, quien luego alcanzó bastante popularidad como secundaria en "Yo soy Bea". La gran bacanal se va sucediendo en ambiente madrileño con los chistes y bromas de rigor.

Lo inquietante es que los escasos momentos donde se intenta filosofar un poco en la azotea entre amigos, casi preferimos que siguiese siendo descerebrada y sin pretensiones.

Cambio de dirección y de tono para esta tercera entrega de unas Tortugas Ninja que entraban en los últimos compases de a tremenda popularidad que tuvieron en la década de los ochenta y principios de los noventa. Adiós al Despedazador y hola a los viajes temporales en el antiguo Japón. Nada que objetar por la premisa, si tenemos en cuenta que hubo un magnífico videojuego de la Super NES con el simpático cuarteto mutante atravesando épocas.

La diferencia es que el experimento en 16 bits estaba bien hecho. Desde el prólogo, casi podríamos pensar que Stuart Gillard y su equipo nos van a contar cualquier cosa menos una cinta ambientada en el marco de los discípulos de Splinter.

Hablando del venerable maestro, en una revelación casi mística, April O´Neil encontrará en los días del pasado al antepasado roedor de Splinter, así como a un ancestro de su amor Kc Jones. Casualidades tiene la vida y sorpresas como las que depara esta cinta, incluyendo algunos efectos sonoros curiosos ante las caídas en las olas.

El cetro temporal no puede devolvernos a la divertida primera parte de esta saga, si bien al menos nos permitió que "The angry movie nerd" nos dejase una de las más desternillantes críticas de este producto, cumpliendo además el sueño de coger una katana y dar una salida honorable a este VHS.

Comparados con otras criaturas de la ficción como los vampiros, los zombies dan bastante menos juego a largo plazo. Sí, resultan terroríficos y dan mucho cara a los objetivos de las películas gore. Sin embargo, seamos serios, terminan siendo más tontos que un zapato, no tienen ninguna motivación real y solamente son peligrosos actuando en manada. Por ello, tienen mucho mérito la cantidad de temporadas que ha aguantado "Walking Dead".

Y ello lo han logrado por beber muy bien del universo de los cómics originales. Mucho cuidado, eso sí, es una adaptación de gran libertad, para un medio (en este caso, el televisivo) distinto al de las viñetas. Debemos abandonar concepciones puristas para poder valorar este programa de manera independiente a la serie madre.

Con esos simples requisitos se puede disfrutar de una serie B de calidad, de un grupo de supervivientes puestos al límite entre la espada y la pared. Se usan con acierto muchos triángulos amorosos dignos de culebrón, continuarás en el momento álgido, finales de temporada brutales (atención al de la segunda, complicado de superar), etc.

Los cambios de escenario permiten evitar que a todo lo invada un aire cansino. Las piezas se van juntando de la manera más conveniente, los personajes evolucionan adecuadamente en sus arcos y, conforme avanza todo, queda claro que las relaciones entre los humanos son más importantes que el propio holocausto de los muertos vivientes.

Resulta entretenida sin pretensiones y brinda momentos frenéticos.