Haz click aquí para copiar la URL
España España · Salamanca
Críticas de Zaer
<< 1 2 3 >>
Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
7
20 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no conoce a Elvis Presley? Hace ya casi cuarenta años que murió y aún está muy presente en el imaginario colectivo y no sólo de los estadounidenses. Aunque más bien habría que preguntarse quién no le ha visto dando un paseo por ahí. Ya que todavía hoy en día siguen clamando verle aquí o allá. Sea como fuere, marcó un antes y un después en la música. Con esos movimientos de cadera y esa vestimenta tan característica suya. Pero por encima de todo la diferencia la marcó con esa voz negra tan profunda y llena de energía que le ha llevado a ser considerado el “Rey del rock & roll”.

El argentino Armando Bo se estrena como director con la espléndida y desgarradora El último Elvis. Un drama basado en la obsesión de Carlos, interpretado por un espectacular John McInerny, que es un trabajador de clase baja que vive por y para la música de su mito, obsesionado con él desde pequeño. Y ello le ha llevado a dedicar toda su vida a rendirle tributo. Producto de su obsesión, hace que tanto su vida, trabajo y familia quede prácticamente en segundo plano. Como bien dice en un momento de la película “Dios me dio un don y yo lo acepté”. Y para aprovecharlo se dedica a cantar imitando a su ídolo siempre que tiene oportunidad, da igual que sea en la residencia de ancianos de su madre, en una boda o en cualquier clase de bolo que pueda conseguir. Por cierto, las diferentes interpretaciones que realiza a lo largo de la película McInerny no tienen nada que envidiar al mejor imitador de Elvis. No pierdan detalle.

Nuestro particular Elvis está separado de su mujer e hija producto de su fijación con el cantante. Nuestra Priscilla particular, Griselda Siciliani, que está cansada de él desea que no vea más a su hija porque cree que no es una buena influencia para ella. Su hija, Margarita López, tampoco le ve con buenos ojos, cree que es un bicho raro aunque no llega al punto de hartazgo de su madre. Pero en un determinado momento los acontecimientos le llevarán a tener que asumir su papel como padre. Es esta fase de la película, con la relación padre-hija, la que mayor fuerza e intimismo posee, en la que Armando Bo consigue hacernos sentir esa sensación de hastío y ofuscación, si bien nunca aceptada por Carlos, sí implícitamente interiorizada.

Pero no sólo trata sobre la obsesión con Elvis la película. De forma paralela y de una manera muy presente su director nos muestra la Argentina marginal, de suburbio y pobreza, a la que tristemente estamos tan acostumbrados a ver desde hace ya demasiado tiempo. Y es que a la vez que disfrutamos con las sentidas interpretaciones de Carlos, nos deprimiremos con ese ambiente tan desolador de Buenos Aires. Nos hace darnos cuenta de su triste vida cuya única forma de escape es la obcecación de tratar de ser el mejor Elvis posible. Ello le conduce a estar en pleno proceso de huída hacia adelante, que en su afán de ser el “Rey del rock” le llevará a compartir la única y verdadera similitud con aquél a quien tanto venera. Su final.
Zaer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
1 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 'Todo irá bien' nos encontramos ante una película muy hitchcockiana en su concepción (con macguffin incluido). Un hombre atropella con su coche a una persona en mitad de la noche. Ayudar o no ayudar, he ahí el quid de la cuestión.

Su director y guionista, el danés Christoffer Boe, va desarrollando los acontecimientos con respecto a ese incidente. En tiempo presente la parte del protagonista, la del conductor, interpretado por un sólido Jens Albinus. Y mediante flash-backs la situación que desemboca en el atropello del militar danés, Igor Radosavljevic, en mitad de la carretera. Este militar posee un secreto terrible del que Albinus, tras el accidente se adueña y por ello se verá en una situación comprometedora.

Albinus tiene tanto problemas personales como profesionales. Su pareja, Marijana Jankovic, y él quieren adoptar a un niño y están preocupados por el papeleo correspondiente. Por otro lado, en su trabajo como guionista está teniendo problemas de creatividad para crear un guion que le han encargado y por ello es presionado continuamente por el director. La combinación de ambos aspectos va a conducir al protagonista a una situación de estrés desencadenado por el accidente y el secreto del militar. Y hasta ahí puedo leer. Desde entonces, la historia girará en una espiral de intriga y conspiración que el protagonista tendrá que tratar de resolver y que por momentos parece que vaya a acabar con él.

Como decía antes, es una historia que el propio Hitchcock podría habernos contado en una de sus películas. Sin embargo una de las características del inglés era que el espectador sabía más que el protagonista. Boe, por su parte, hace uso de no darnos ninguna pista o indicación de lo que está sucediendo en pantalla hasta su desenlace. Mantiene el interés dejando en la ignorancia al espectador, que es un de los recursos más empleados y a la vez fáciles, en las películas de suspense de hoy en día. De ahí la gran diferencia entre las joyas de Sir Alfred y películas como esta otra.

Lo bueno que tiene la película es la forma en la que Boe va jugando con el tiempo presente y pasado para contar la historia. Ambas partes de la película están bien entrelazadas, haciendo que la película avance sin problemas. Ello hace que desde el comienzo, la desesperación y ansiedad que sufre el protagonista te vaya sumergiendo más y más. Lástima que para contarnos todo el danés recurra a hacer trampas en el solitario.
Zaer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
28 de mayo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El brasileño Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El jardinero fiel) dirige la producción inglesa 360, Juego de destinos. Además también escribe su guion, que está basado en la polémica obra ‘La Ronda’ del austriaco Arthur Schnitzler. 360 es una película coral con un reparto compuesto de actores de la talla de Jude Law, Anthony Hopkins o Rachel Weisz, junto con otros jóvenes actores menos conocidos de distinta procedencia, como son María Flor o Ben Foster.

La película emplea la estructura narrativa conocida como de historias cruzadas. Cada una de ellas situada en diferentes ciudades europeas como pueden ser Londres o Viena, además de en EE.UU. Aunque más que de historias habría que decir que es un film de personajes que van dando paso a otros personajes. Ya que es la baza a la que apuesta su director, a ir encadenado unos con otros. Como su nombre indica, es una película que empieza en un punto y que de la mano te lleva a recorrer un círculo imaginario hasta llegar a su final, que es a la vez punto de partida.

El problema que presenta esta estructura es que tienes que conseguir buenas historias que estén tejidas entre ellas con un mínimo de interés. Por ello, ese es el punto débil de la película, la conexión entre ellas es muy floja. El ir cogiendo una historia, sumergirte en ella para dejarla y dar paso a una nueva, estaría bien si cada una tuviera algo que contar. Pero son situaciones que hemos visto ya en multitud de ocasiones. Meirelles no consigue crear ninguna historia que atraiga la atención. Adolecen de profundidad en su desarrollo como de una frialdad sorprendente en su narración. Además tienden a la clásica fórmula de presentarte un problema y de darte la receta para que seas capaz de seguir adelante con tu vida tan felizmente. Personalmente la que más me ha gustado es la protagonizada por Ben Foster. Creo que aun siendo bastante limitada tanto en tiempo como en evolución, consigue darle un toque de dureza y verosimilitud de la que sufre el resto de la película.

Por otro lado, lo que eleva el nivel de la película es la factura técnica. Está muy bien rodada y aunque no tenga un ritmo demasiado elevado al menos es agradable de ver y no cansa sus casi dos horas de duración. Y eso hay que reconocérselo a Meirelles. También al estar ambientada en diversas ciudades europeas junto con los EE.UU. (bueno más bien un aeropuerto) hace que disfrutes de sus diferentes localizaciones.

Las interpretaciones en mi opinión no están a la altura de lo que podría esperarse ver en actores tan reconocidos. El desarrollo de personajes es prácticamente inexistente al estar muy penalizados tanto por el guion, que peca de simpleza y de falta de originalidad, como por la estructura narrativa empleada. El que me gustaría destacar, porque le tengo debilidad es a Hopkins. Le basta poco más de un monólogo para demostrar el monstruo de actor que es.

En definitiva, 360 es una película que te hace pasar un rato viendo como vas de un lado para otro con sus diferentes tramas. Cada uno se identificará más con un personaje o con una situación determinada. Pero irremediablemente te sentirás defraudado al ver que si intentas rascar un poquito se ve que no hay mucho a extraer.
Zaer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
8 de junio de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Para entender el conflicto árabe-israelí se necesitaría una buena dosis de paciencia y tiempo pero sobre todo de alguien capaz de arrojar luz a ambos lados. Sabiendo que lo último es muy difícil de encontrar, hay que agradecer una película como Inch’Allah. Es una buena aproximación a cómo sería nuestra visión de la situación si de repente nos viéramos allí. La película parte con buenas intenciones pero tristemente en su desarrollo acaba siendo insustancial ya que no consigue penetrar en cuanto a la profundidad y complejidad de la situación.

Anais Barbeau-Levalette, directora y guionista de Inch’Allah lleva a cabo un drama del conflicto desde el punto de vista de un extranjero. A través de su protagonista, una excelente Evelyne Brochu, que es una pediatra residente en Israel pero que tiene que cruzar todos los días al otro lado para ir a trabajar. A media que su estancia transcurre en la zona se le irá mostrando ambos mundos, con sus odios y rencores tejidos durante décadas, tan incomprensibles como devastadores.

Del lado árabe, donde desempeña su cometido como médico en una pequeña clínica, se retrata de forma excelente la miseria que la rodea. Allí conoce a una familia palestina con su situación de pobreza y marginalidad, cuyo única forma de subsistencia es rebuscar en la basura, o cuya máxima evasión es ver un concurso en la tele. A partir del trabajo en la clínica se irá adentrando en el mundo de la familia y su desesperación que poco a poco le hará mover su posición ante ambas partes.

Es ahí donde la visión de la comunidad israelí supone una tara para una supuesta neutralidad que hubiera hecho ganar mucho valor a su conjunto. No es más que una aproximación a un par de detalles de su sociedad, con una vecina, que cumple con el servicio militar obligatorio en un puesto fronterizo. Una Siva Levy que apenas tiene importancia y que su interacción con el desarrollo es nimio.
Zaer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
5 de junio de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Turistas es una de esas películas que no dejarán a nadie indiferente. Bien por el humor negro que derrocha de forma desenfadada o bien porque si te paras a pensar que lo que estás viendo, cosa que no recomiendo, es de una locura total y absoluta.

Turistas es una road movie donde sus protagonistas, Steve Oram y Alice Lowe, interpretan a una pareja de lunáticos enamorados. Cuando se dice que Dios los cría y ellos se juntan no creo que pueda existir mejor ejemplo de ello que en esta película. A lo largo de un viaje en caravana por Inglaterra su dúo protagonista se irán dando a conocer y a la vez irán realizando toda una serie de tropelías y barbaridades, producto de sus manías y trastornos particulares. Todo sazonado con mucho humor para desengrasar y aligerar lo que podría ser algo perturbador y de lo más reprobable moralmente.

Con un guión donde prima los diálogos y la psicología de los personajes, a lo largo de su periplo iremos averiguando como son y qué es lo que desean el uno del otro. Es una especie de búsqueda de la felicidad ansiada por ambos. Felicidad muy diferente a la que entendemos todos. Poco a poco iremos viendo como su viaje en principio peculiar, por ponerlo suave, irá girando hasta convertirse en algo de lo más extravagante, loco y demente.

El punto fuerte que tiene la película de Ben Wheatley es como durante esa travesía conoceremos a sus protagonistas, tanto por diálogos como por las situaciones en la que cada uno de la pareja irá metiendo al otro. Lo que en un drama haría retorcernos en el asiento aquí consigue que nos entre la risa floja con las diferentes andanzas de Steve y Alice.
Zaer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow