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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Manu
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
10
6 de enero de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Roma" lo central del film no esta en lo que muestra, sino en lo que da a entender. Lo medular no es lo que acontece, lo que se ve. Lo nuclear es la metáfora que como un niebla cubre el film en todo su periplo.


"Roma" es un barrio de México (DF). Es un lugar de clase media-alta una familia burguesa tienen como empleada a Cleo (Yalitza Aparicio). Ella oficia de sirvienta. Esta jóven es una trabajadora de origen indígena y es con quien el film abre el antropológico trabajo.


El punto de vista de la cinta es el de Cleo. Es en con quien el metraje inter-conecta las relaciones de todas las personas con quienes se víncula. Lo ontológico es el puente con el cual Alfonso Cuarón nos baña con esta propuesta que va al fondo de temas central de la pertenencia cultural de México. Tópicos tan viejos como actuales. Hechos que no tienen tiempo. La eternidad cultural se apodero de ellos. El director de "Gravedad" coloco soga alta y tirante para ver-saber quien puede alcanzar y descolgar las prendas que allí ha puesto.


La cinta rodada en blanco y negro es una belleza que imanta la estética del soberbio film. Ese gris elegido como pintura principal ademas de una desición fotográfica es también una apuesta política pues (allí) no hay colores que celebrar. El legado español a construido una realidad que tiene en el DF su principal alegoría. La vieja ciudad de gloriosos antepasados ha sido sepultada de la manera mas ruin posible: la nueva ciudad tapo el legado ancestral. Ese anquilosado valor cultural esta quieto, anestesiado, pero no muerto.


El film anclado en los años 70 toma una sabia distancia alejándose de la actualidad candente, pero no tanto como para que de esa manera ese distanciamiento brechtiano adquiera mas espesura. Los 70 fueron años revulsivos en mas de un sentido en todo el mundo. Latinoamérica misma estuvo atravesada por todos tipo de volcanes políticos. Esa huella subyace en la cinta por momentos. En otros es mostrada literalmente.


La bisturí eligió la linea espacio-temporal de los años 70 que implosionó en México. Junto a ello el advenimiento de otro imperativo con aires de progreso: La Industria y el poderío anglosajón. El auto en ello es un actor mas de la pieza. Ese progreso vino también para pisotear y silenciar otras problemáticas. La familia mirando la TV, hipnotizados por este ente tecnológico, los tiene hechizados. El silencio de ellos habla. Ese que es mirar un entretenimiento foráneo. Ese que los ha llevado a no hablar entre ellos y contar que les pasa o deja de pasar.

Allí esta Cleo con un vínculo fluído, creíble, cercano con esa familia al tiempo que ellos mismos asisten con su mutismo ante el tsunami de problemática político-sociales, que como un magma en silencio pero sin pausa se abaten sobre ellos. Aquí la cinta eligió sabiamente un tema que en el mundo, pero en especial en México, siempre estuvo tan a la vista pero tan "invisibilazado": el machismo. Aquí las mujeres tienen que enfrentarse solas el devenir de lo que le toque en suerte.


El raccord del film posee un respeto reverencial por no hacerlo "entretenido". Cuarón se aleja sabiamente de ello. No le puso una patina artificial a ningún cuadro durante todo el metraje.


Tampoco se la hizo fácil al vínculo que le toco en suerte a Cleo. Ella se enamora. Ella va al cine con su amor. Ese amor la interpela cuando el curso de lo que creía seguro se dispare para una situación que la descoloca. Lo propio cuando la pantalla grande le muestre a la realidad de un mundo que le dispare interrogantes culturales, políticos, y metafísicos. La escena de Cleo mirando la gran pantalla es en donde el film centrifuga su cenit. Allí a Cleo le informan sobre el "progreso" que viene de Europa. Como supo decir el filósofo Jacques Rousseau: "El Progreso científico-técnico ha construido un mundo de falsas representaciones, de saberes fragmentados, un universo de profundas desigualdades de orden social...(...). Así traiciona si la naturaleza humana".


La producción logró plasmar un poderoso músculo de realización que nos tiene amarrados en cada cuadro. El neorrealismo italiano mixturado con travelling, -como el que se genera cuando Cleo va de la playa misma al mar-, es tan genial en lo técnico como embriagadora en lo poético. La construcción del relato es sublime ya que impacta pero no empalaga. No tapa la historia. No busco ser -solo- un collage de bellas imágenes.


España fue un imperio político y militar tan grande que la propia España ya no cabia en su lugar insular. Tuvo que salir a conquistar. En sus conquistas la trasculturalidad "reseteo" el disco rígido cultural de cuanta tierra piso. México fue de los países que mas debió beber de esas aguas. El intertexto del film es sobre lo que habla durante toda la cinta. La identidad. Lo que une a todos los personajes es que imperios foráneos han construido una realidad los ha alejado de su propio legado. Ese estrecruzamiento de indígena, mestizos, blancos le ha dado una nueva carnadura cultural pero la "ecualizacion" siempre ha ido en una sola dirección.


Ha logrado contar una historia profunda y no hace concesiones de ningun tipo. Tuvo un respeto inmenso por la historia pero no fue denso, solemne, ni artificial. La narrativa visual entrelazada con la propia biografía fluye de manera bestial. Sencillamente funciona.


Esa historia se centrifuga en los ojos de Cleo. En su mirar condensa capas de sentidos que la tienen aprisionada y bajo cuyo espíritu el film construye su legado. La metáfora de esta descollante realización es un mezcal que genera una sinapsis que nos llena y nos vacía al mismo tiempo. Chapeaux.


By Hugo Manu Correa
Manu
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10
3 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desgarradora. Implacable. Perturbadora. Visceral. Bella y furiosa. "The Revenant" es un relato estremecedor de los desafíos que un hombre afronta ante un periplo que literalmente es una calamidad. Los escollos a los que debe enfrentarse Hugh Glass (Leonardo Dicaprio), desafían la fortaleza mental y el propio espíritu humano.

Estos "inconvenientes" van desde la cruda naturaleza con un clima extremadamente hostil, el mundo animal que le mostrara sus garras, además del contexto violento y "contaminado" de cuanto lo rodea.

Hugh Glass es una muestra cabal de la supervivencia en más de un sentido. En su doble faz de hombre blanco y de sentimiento aborigen, hará frente a todo cuanto lo rodea. Este último elemento subyace en todo el film: el aborigen defendiendo su tierra, su pertenencia, su dignidad. Este punto es la sub-trama de la venganza que emerge como la capa sustancial del soberbio film.

El hedor moral y la canalla situación de un enemigo que le aparece en suerte, John Fitzgerald (Tom Hardy), harán de este duelo una experiencia mística, espiritual y que pondrán en evidencia la composición ética de universos antagónicos.

"The Revenant" es el retrato de un hombre ante la naturaleza, pero también es un alegato de la integridad humana y al mismo tiempo una crítica impiadosa ante el avasallamiento del hombre blanco, que en nombre del dinero y de su "conquista", ha depravado a los aborígenes de tu tierra. Para ello han azolado sus tierras, borrado las huellas de su ecosistema y sus pertenencias culturales. Cuando su superior en el escalafón militar le espeta a Hugh si tiene consciencia de que "mato a un oficial cuando este ataco a su hijo", Hugh le responderá con el peso de su verdad: "solo sé que mate a una persona que estaba matando a mi hijo".

El personaje de Leonardo Dicaprio, está en la frontera precisa entre el hombre blanco y el aborigen. Hugh es blanco y representa último recodo de decoro de buenos valores humanos y universales. Su mujer es aborigen quien le dio un hijo que ama con cada aliento de su vida. Los "avasallamientos" que ambos experimentan serán la furia volcánica que le dará a Hugh el soplo de coraje ante la empinada-resbaladiza situación.

Iñarritu nos arroja dentro de esta historia con varias perlas que elevan al film a una verdadera joya cinematográfica. El director mariachi nos muestra un paisaje que deslumbra y al mismo tiempo se abalanza con furia ante el personaje principal.

La coordinación y combinación de la desmesura del paisaje, propicia un universo en la cual Hugh padece y desafía al mismo tiempo. No obstante el paisaje preciosista no se apodera el film. Para lograr todo este propósito, el director mexicano le adoso al relato la cautivante música compuesta por Carsten Nicolai y Ryûichi Sakamotoes. Este elemento es sugerente, insondable, místico y revestido de una doble capa: por un lado esta ese sonido envolvente que hechiza en todo momento y por el otro ese repiqueteo que es el latir que sintetiza la adrenalina -espina dorsal-, del film.

Leonardo Dicaprio revistió a su personaje con varias capas dimensionales para esta descollante actuación. La entrega física desborda. La misma esta provista de desesperación, de sopor primitivo, de salvajismo-humanidad en la misma piel. Todo ello compuesto con una cadencia en su voz que tiene la seña de una rasposa disfonía expresada en contados monosílabos, sumado a la resistencia espiritual y al fuego que emiten sus ojos donde está el manifiesto de su venganza.

By Hugo Manu Correa


Título original: The Revenant
Año: 2015
Duración: 156 min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Director: Alejandro González Iñárritu
Guión: Mark L. Smith, Alejandro González Iñárritu (Novela: Michael Punke)
Música: Carsten Nicolai, Ryûichi Sakamoto
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Lukas Haas, Paul Anderson, Kristoffer Joner, Brendan Fletcher, Brad Carter, Christopher Rosamond, Timothy Lyle, Robert Moloney, McCaleb Burnett, Mark Krysko
Productora: New Regency / Anonymous Content / RatPac Entertainment; Distribuida por 20th Century Fox
Género: Aventuras. Drama | Siglo XIX. Basado en hechos reales. Venganza
Web oficial: http://www.foxmovies.com/movies/the-revenant
Manu
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8
19 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser feliz significa el poder percibirse sin horror. Walter Benjamin.

El iluminismo trajo consigo un legitimación en su filosofía que consistía que la razón seria la motor por el cual no solo el hombre se despojaría de la irracionalidad, sino que esa razón daría paso a la felicidad plena del ser humano.

En “El Clan” asistimos a un film, en clave de thriller, pone de manifestó nuevamente las atrocidades a los que el ser humano es capaz de cometer a sus semejantes.


El film describe la vida de una típica clase-media, media-alta, de la sociedad porteña, una época de plomo en la Argentina. La naturalidad con la cual transcurre la vida familiar, sus vínculos interpersonales, su “éxito” social y en medio de ello, un “agujero negro” que esconde algo fétido, algo macabro, cuyo hedor saltara por los aires ante la nueva realidad que se avecinara en el país en materia política.

Pablo Trapero tiene un ojo clínico para ir por un lado al núcleo de una historia. Tiene una precisión admirable para tallar la madera con la cual quiere navegar el trabajo tempestuoso que siempre se requiere al narrar una historia. Es un exquisito y formidable filósofo de la cámara. Sabe desde el vamos modelar dramatúrgicamente la historia, para ser atravesada por los cuerpos de los actores, para luego finalmente guiarlos con su mano de orfebre hacia el puerto en el cual quiere encallar.

El consagrado director, también dramaturgo de “El Clan”, narra con admirable maestría la vida de Arquímedes Rafael Puccio (1929-2013), con cuya familia vive en un barrio acomodado de San Isidro (Gran Buenos Aires). Puccio fue un ex miembro de la SIDE (Central de Inteligencia del Estado), abogado, empresario, quien era el jefe de el "Clan Puccio", responsable de matar a algunos empresarios en los años 80, hasta que la política desbarato sus planes luego de una denuncia que reclamaba la desaparición de una mujer por parte de su familia.

Guillermo Franchella (Arquímedes Puccio), viene trabajando en su ascendente carrera cinematográfica en los últimos años, con tanto denuedo, que ha logrado vencer esa imagen tan lograda como fuerte del actor cómico, ligero y liviano que supo con mucho mérito construir. Al igual que la brillante y oscarizada cinta de Juan José Campanella, “El Secreto de sus Ojos”, donde Franchella sorprendió con su excelente y brillante composición, aquí logra también un notable trabajo. Lo hace con un aceitado mecánico de su mirar imperturbado, con la serenidad de su cuerpo, con la naturalidad del sentirse el rey de la manada, logrando una composición robusta, poderosa y creíble del personaje del cual tira la historia.


Alejandro (Peter Lanzani), hijo de Arquímedes, estrella de un equipo de rugby será la pieza clave con la cual Arquímedes administra cada uno de los planes que elabora con precisión, sangre fría y una serenidad de plomo. El trabajo de Lanzani es sobrio, potente y dueño de una carnadura sutil y llena de matices.


Todos los personajes; Epifanía Puccio( Inés Popovich), Maguila Puccio (Gastón Cocchiarale), Silvia Puccio (Giselle Motta), Guillermo Puccio (Franco Masini), Adriana Puccio ( Antonia Bengoechea), Mónica, novia de Alejandro, (Stefanía Koessl), el Juez (Gabo Correa), que construyen la historia logran una composición notable, seria y con matices que le dan una naturalidad poderosa y riquísima.


La estrella del film, no obstante, es el pincel de Trapero (artífice del renovado nuevo Cine Argentino), quien se despoja de esa estética-montaje vetusta y repetida en el cual supo apoyarse el cine argentino. El notable director nos sumerge en la historia con una pátina de cine que nos recuerda al fenomenal trabajo de Oliver Hirschbiegel en "Five Minutes of Heaven" (inconmensurables trabajos de Liam Neeson y James Nesbitt). La estética del film, el ritmo de la historia, la velocidad de cada breve secuencia se espeja en este film, pero (he aquí el logro), esta al mismo tiempo despojado totalmente de ella, logrando el film lucir emancipado y adquiere ribetes de lo mejor del cine argentino en toda su historia.

By Hugo Manu Correa
F: hugomanucorrea
T: @hugomanucorrea
Manu
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6
19 de enero de 2016
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El galardonado Sean Penn, oscarizado hombre por Mistic River (2003) y Milk (2008), lleva adelante este thriller de acción y espionaje, encarnando un personaje que debe redimirse ante un pretérito momento que aparece ante si como un negro nubarrón.

Sabido es que S.P. es un hombre de tomar fuertes las riendas de su discurrir político. Siempre se ha pronunciado -a los cuatro vientos- en sus posiciones políticas. Dicha fiereza en sus solidas posiciones le ha valida duras críticas en su propio país, así como también reconocimiento, también en su propio suelo y en todo mundo.

En este film el sustrato de ello (la subtrama) se refleja en la denuncia (política) que hace del corrupto estado de situación de las empresas transnacionales y la escuálida moral que las gobierna. Allí radica la razón que motoriza el film y es el disparador ético en el que se sustenta S.P. para llevar a cabo esta cruzada. Ahora bien, la trama tiene un trazado grueso que no ofrece mayores sorpresas y justamente en su subrayado es donde el film pierde eficacia.

Detrás de la fachada de una ONG, una organización mete sus manos en el barro para jugar duro y sucio de la política en un país Africano. Sean Penn es el encargado de ejecutar tal dramática y letal decisión. Sus “camaradas” serán personajes que tienen vínculos fuertes entre si al tiempo que díscolos.
La sólida y ágil narración en la dirección de Pierre Morel (Taken, Desde Paris con Amor), la estupenda fotografía de Flavio Martínez Labiano y la envolvente música de Marco Beltrami, construyen un relato cuya mecánica logra poner en pista el auto y allí radica un formidable resultado.

Lo que ofrece una grieta y durante todo el metraje no logra encajar en la moral del film, es justamente la ética de acero que gobierna al personaje de Sean Penn. Su ceño fruncido será la marca de un film que se ha tomado así mismo demasiado en serio. Un problema extra que le aparece al personaje, en busca de darle más dramatización a la trama, es una acuciante enfermedad. Este nuevo inconveniente no solo no logra dar sustento al film, sino que su desaparición “por arte de magia”, deja un “pozo de aire” en el fisurado guion, escrito por el propio Sean Penn, Don MacPherson y Pete Travis. Basado el mismo en la novela de Jean-Patrick Manchette.
Las logradas caracterizaciones de Ray Winstone, Mark Rylance, Jasmine Trinca y Javier Barden le san espesura y vigor al film. Ellos juntos a Sean Penn tienen una articulación de sus vínculos creíble, potente y sustancioso. Allí encontramos un mérito loable. El film tiene además un logrado trabajo de producción en todas sus locaciones y se nota nítidamente que Sean Penn se preparó-comprometió con creces para personificar su papel. Se lo ve con un formidable estado físico y en las acciones el vínculo entre el notable actor y la cámara logra una depurada química.

Lo que deja la bandera a media asta en The Gunman es su previsible guion, un personaje con huella ortopédica que lo hace renguear en su moral y en un final en falsa escuadra.

By Hugo Manu Correa
F: hugomanucorrea
T: @hugomanucorrea
Manu
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4
19 de enero de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viene precedida de una gran polémica. En Estados Unidos su polvareda aun no cesa. “Cincuenta sombras de Grey” ( Fifty Shades of Grey), tiene un gran marketing que la sustenta, abordando un tema provocativo como lo es el sadomasoquismo. El relato se estructura en una magnética actuación de Dakota Johnson y en un guión previsible dando como resultado un melodrama pomposo, basado en una novela romántica que finalmente se diluye y pierde consistencia.

El film fragmenta el relato mostrando a ambos personajes Anastasia Steele (Dakota Johnson) y Christian Grey (Jamie Dornan), a quienes vemos inmersos en universos distantes. El choque entre ambos personajes será mayúsculo cuando ella llega a su edificio donde todo la impacta y sobrepasa. Entrar en contacto con tan seductor, controlador y egocéntrico personaje hará saltar por los aires ese universo que Anastasia representa; el de la inocencia.

En Hollywood hay un lema que reza que para llevar un libro a la pantalla grande, tienes que encargarte de no ser tan fiel a lo escrito. Todo film es otra manera de abordar lo narrado, en este caso por la escritora británica E. L. James que ha tenido tremendo suceso con esta novela romántica que data de 2011. El film logra dejar atrás la historia tal cual está anclada en el libro, pero falla en su intento de empaparnos con las aguas del erotismo, la pasión y la seducción.

La dirección de Sam Taylor-Johnson (que ya viene herida por un guion sin sorpresas a la vista) es rígida, ya sea en planos, secuencias y en la propia dirección de actores. Además tiene un montaje demasiado acartonado, que más que indagar en el sadomasoquismo, lo enuncia. Sí merece destacarse la música (Danny Elfman) que logra darle vuelo al film. La fotografía pone su acento político rozando la perfección (Seamus McGarvey), nos sumerge en el mundo capitalista y empresarial de este joven magnate de 27 años que tiene el mundo a sus pies.

Como decía Dostoievski de Leopold von Sacher-Masoch -escritor Austro Húngaro que tenía como tema recurrente el tema de las prácticas sexuales-, “Es demasiado idealista y por lo mismo, cruel”. Christian, es así: cruel, frío y terminante. Pero tiene una fulminante herida en el fondo de su alma y será Anastasia la encargada de resquebrajar ese control absoluto que Christian ejerce sobre su vida y cuanto le rodea.

By Hugo Manu Correa
F. hugomanucorrea
T. @hugomanucorrea
Manu
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