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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Manu:
6
Thriller. Acción Jim Terrier es un espía internacional que ha sido traicionado por la propia organización para la que trabajaba, razón por la que decide dejar atrás su pasado y empezar una nueva vida casándose con su novia. Pero sus planes se truncarán cuando se dé cuenta de que sus jefes y antiguos compañeros van tras él y no pararán hasta verlo muerto. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2016
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El galardonado Sean Penn, oscarizado hombre por Mistic River (2003) y Milk (2008), lleva adelante este thriller de acción y espionaje, encarnando un personaje que debe redimirse ante un pretérito momento que aparece ante si como un negro nubarrón.

Sabido es que S.P. es un hombre de tomar fuertes las riendas de su discurrir político. Siempre se ha pronunciado -a los cuatro vientos- en sus posiciones políticas. Dicha fiereza en sus solidas posiciones le ha valida duras críticas en su propio país, así como también reconocimiento, también en su propio suelo y en todo mundo.

En este film el sustrato de ello (la subtrama) se refleja en la denuncia (política) que hace del corrupto estado de situación de las empresas transnacionales y la escuálida moral que las gobierna. Allí radica la razón que motoriza el film y es el disparador ético en el que se sustenta S.P. para llevar a cabo esta cruzada. Ahora bien, la trama tiene un trazado grueso que no ofrece mayores sorpresas y justamente en su subrayado es donde el film pierde eficacia.

Detrás de la fachada de una ONG, una organización mete sus manos en el barro para jugar duro y sucio de la política en un país Africano. Sean Penn es el encargado de ejecutar tal dramática y letal decisión. Sus “camaradas” serán personajes que tienen vínculos fuertes entre si al tiempo que díscolos.
La sólida y ágil narración en la dirección de Pierre Morel (Taken, Desde Paris con Amor), la estupenda fotografía de Flavio Martínez Labiano y la envolvente música de Marco Beltrami, construyen un relato cuya mecánica logra poner en pista el auto y allí radica un formidable resultado.

Lo que ofrece una grieta y durante todo el metraje no logra encajar en la moral del film, es justamente la ética de acero que gobierna al personaje de Sean Penn. Su ceño fruncido será la marca de un film que se ha tomado así mismo demasiado en serio. Un problema extra que le aparece al personaje, en busca de darle más dramatización a la trama, es una acuciante enfermedad. Este nuevo inconveniente no solo no logra dar sustento al film, sino que su desaparición “por arte de magia”, deja un “pozo de aire” en el fisurado guion, escrito por el propio Sean Penn, Don MacPherson y Pete Travis. Basado el mismo en la novela de Jean-Patrick Manchette.
Las logradas caracterizaciones de Ray Winstone, Mark Rylance, Jasmine Trinca y Javier Barden le san espesura y vigor al film. Ellos juntos a Sean Penn tienen una articulación de sus vínculos creíble, potente y sustancioso. Allí encontramos un mérito loable. El film tiene además un logrado trabajo de producción en todas sus locaciones y se nota nítidamente que Sean Penn se preparó-comprometió con creces para personificar su papel. Se lo ve con un formidable estado físico y en las acciones el vínculo entre el notable actor y la cámara logra una depurada química.

Lo que deja la bandera a media asta en The Gunman es su previsible guion, un personaje con huella ortopédica que lo hace renguear en su moral y en un final en falsa escuadra.

By Hugo Manu Correa
F: hugomanucorrea
T: @hugomanucorrea
Manu
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