Algunas escenas son patéticas, por ejemplo aquella en la que el padre de la niña asesinada dispara contra su asesino que cae muerto de una manera un tanto chusca como si fuese de cartón. La secuencia en la que uno de los presos se apodera de un coche y cuando está a punto de escapar le disparan también es muy cutre. O el clímax final en el que los dos supervivientes sin munición se enfrentan a los pandilleros que les disparan y no les matan mientras van cayendo por los golpes y cuchillazos que los protagonistas les propinan, me parece muy deslabazada e increíble.

De todas formas todos estos errores se compensan con una hábil dirección y un guión lo suficientemente interesante como para mantener el suspense. Queda también para el recuerdo la famosa escena en la que el líder de una banda dispara a una niña en el pecho mientras compraba un helado.

Quiero la cabeza de Alfredo García es una película desagradable por su escabrosa temática y por unos personajes que producen rechazo y asco. Bennie es un perdedor acabado que malvive tocando el piano en un andrajoso burdel y que ve la oportunidad de su vida cuando le ofrecen una recompensa por matar a García y traer su cabeza. Su "novia" Elita es una veterana prostituta de la que está perdidamente enamorado. En cuanto Bennie le cuenta sus planes sobre Alfredo, ella espantada le rechaza. El sabe que lo que pretende no es ético pero tiene dos razones para justificarse. La primera, la tentadora recompensa de 10.000 dólares y la segunda, los celos al enterarse de que García se ligó a su pretendida. Por otra parte Elita le comunica que Alfredo murió en accidente de coche cuando conducía borracho. De manera que lo único que tiene que hacer es ir al cementerio del pueblo donde está enterrado, cortar la cabeza del cadáver y volver para cobrar la recompensa. Sin embargo, las cosas no salen como planea puesto que dos mejicanos a sueldo de los americanos que les vigilan de cerca, matan a Elita y hieren de gravedad a Bennie mientras profanaba la tumba. Tras recuperar el conocimiento y percatarse de la muerte de su acompañante, pierde la cordura y se lanza en busca de los asesinos dispuesto a matarlos a todos y averiguar el motivo por el que buscaban a García.

Una vez más los personajes de Peckinpah resultan gentuza de la peor clase, del primero al último, pero conviene matizar a dos de ellos. Bennie, que después de perder a su amor se lanza a la aventura suicida de acabar con todos los implicados y Elita, la prostituta de buen corazón. El primero encuentra la redención matando a todos cuantos se cruzan en su camino porque se da cuenta de cuan bajo ha caído. Bennie es un tipo desagradable. Desde su cara fea y poco agraciada a su horrible indumentaria de lo más hortera. En un principio demuestra ser un tipo sin escrúpulos desesperado por conseguir dinero a cualquier precio pero los acontecimientos le harán cambiar de parecer y finalmente decide sacrificarse por una causa más noble como es la venganza por el asesinato de su novia por la gentuza con la que ha hecho negocios. Se siente culpable al haberla arrastrado a la muerte.

Elita es un personaje más complejo. Su forma de ser se refleja en la secuencia en la que un par de motoristas intentan violarla. Cuando Kris Kristofferson le rasga la ropa y se dispone a abusar de ella, Elita le abofetea varias veces sin perder la compostura. Entonces Kris se coarta y se aleja unos metros. Ella le sigue con los pechos al aire apenada al comprobar la actitud de rechazo del motorista, para finalmente enrollarse con él. En el fondo lo que creo que el director quería transmitir sobre Elita es que ella es una mujer sensible, vital y alegre. Es una puta pero no está dispuesta a hacer cualquier cosa por dinero. Sin embargo lo que pretende Bennie es miserable, no se puede caer tan bajo.