Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Críticas de Eduardo
<< 1 90 99 100 101 259 >>
Críticas 1.293
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
2 de julio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isla bonita es una tontería, una inanidad, una reunión de amiguetes para pasarlo bien y compartir unas birras y unas puestas de sol..., pero también es fresca, entrañable y simpática. Al final, te dejas mecer por el ritmo sereno de la isla y sus habitantes ("a poc a poc", filosofía de Menorca y sus gentes; lo sé porque he estado), y te dan ganas de dejarlo todo y salir nadando hacia Ses Illes. De repente, Fernando Colomo se nos convierte en Woody Allen, incluso físicamente, y se marcha a Menorca en busca de alguien que financie su siguiente proyecto (¿Tal vez un chiste privado?). Encuentra allí a una joven alocada enamorada de dos tipos a la vez, los cuales, en apariencia, también están liados, se enamora de la madre de la niña, descubre los pequeños placeres de chapotear en el agua, contemplar anocheceres, se reencuentra con un viejo amigo que decidió tiempo ha abandonar la frenética actividad urbanita..., y que acabará dándole dinero para su nueva idea. Todo ello servido en unos diálogos chispeantes, yo diría que improvisados en bastantes ocasiones, unas interpretaciones espontáneas, rutilantes y de lo más naturales (me gustó mucho la jovencita, Olivia Delcán, un prodigio de espontaneidad), incluido Fernando Colomo en su metamorfosis woodyallenesca, una fotografía luminosa que aprovecha las aguas y los cielos de esa isla bonita y apartada que es Menorca (por mí, aún podría estarlo más si prohibieran la entrada a los bárbaros de Barcelona y aledaños), y un ritmo bien llevado por el Colomo director. Me esperaba un bodrio, y me llevé una sorpresa. Os la recomiendo. Poquita cosa, pero aliñada con gusto y gracia.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
30 de junio de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Película fallida pero interesante, que deja un amargo poso de frustración. Pudo haber sido una obra maestra, pero se queda a medio camino, y aún no he logrado dilucidar por qué. La dirección de Barroso es enérgica y contundente; los actores están en plena forma, con un inmenso Bardem al frente, cuando todavía era un buen intérprete, y los imprescindibles Sancho y Fernández; el guión de Juan Cavestany es sólido, impregnado de compasión por sus personajes, unos perdedores natos, pringaos de manual que a cada decisión que toman se van hundiendo más y más en el fango; una fotografía ejemplarmente nocturna de Néstor Calvo; una banda sonora "ambient" de Bingen Mendizábal, que había escuchado demasiadas veces Twin Peaks... Pero no me acabó de emocionar, no me acabó de transmitir la angustia existencial de unos personajes abocados a la autodestrucción. No obstante, permanece como uno de los mejores logros de un director demasiado irregular y poco definido, aunque la reciente Todas las mujeres me gustó bastante. En el apartado frivolidades, matrícula de honor para el felpudo de Vicenta N'Dongo, uno de tantos desnudos injustificados que pueblan el cine actual..., aunque bienvenidos sean.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
30 de junio de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya veo que eta película despierta amores apasionados o repulsas airadas: no hay término medio. Intentaré ser equidistante. Todos los que vivimos aquella época sabemos lo difícil que era ser fan del rock y/o el pop en los años 60. Lo más parecido a un programa de música joven era Escala en hi-fi, en que unos actores hacían ver que cantaban mientras sonaba la canción. Iván Zulueta intentó jugar aquí a ser Richard Lester, influido por las películas de The Beatles, y se dio un buen castañazo. El país, mejor dicho, la Dictadura no estaba dispuesta a aceptar veleidades de melenudos. Zulueta, con la complicidad de José Luis Borau, ensayó ser libre y radical, improvisando gran parte de los diálogos. Eso está bien, siempre que el resultado sea mínimamente digno. No es el caso. Las sandeces menudean, y hay límites que no se pueden traspasar, de manera que todo es inane, majareta y carente de gracia. Lo siento, pero alguien tenía que decirlo. Los actores, pobres, librados a su suerte, están fatal, obligados a hacer cosas que hasta a ellos les debían repatear. Las chicas son monas pero sosas, una combinación letal. De hecho, quien sale mejor parado es José María Iñigo, quién lo iba a decir. He leído que la puesta en escena, los decorados y tal eran frescos y renovadores, pero temo que el entusiasmo ha desbordado a algunos seguidores de la cinta. Lo mejor es el desfile de grupos de la época, algunos infumables, otros tolerables, unos cuantos auténticos pioneros de un pop capaz de competir con la invasión anglosajona. Quedan unos retales de celuloide que hablan de unos tiempos que a las nuevas generaciones se les antojarán de ciencia ficción, pero eso es lo que había, y hasta conseguimos sobrevivir a ellos (casi). Documento de unas gentes y un país que luchaban por mejorar su calidad de vida y se esforzaban por poner un pie en el siglo XX. Lástima..
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
20 de junio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y luego hablan del pobre Ed Wood Jr., y de Jesús Franco, y de Al Adamson... Con las joyas que andan sueltas... Esta perla, de origen canadiense, no sale ni en el Halliwell. Ni en la Enciclopedia Aurum. No os lo voy a contar, porque el resumen de FA es suficiente, pero es de una tal iniquidad que, incluso ahora, me estremezco al recordarla. El guión es infecto, los F/X dan grima, con el agravante de que la estética pretende copiar en todo momento a La guerra de las galaxias. Cuanto daño hizo Lucas... Los decorados son de hermandad fallera, aunque los he visto mejores en algunas fallas, el fotógrafo no da pie con bola, y los actores... Ay, los actores. Está Barry Morse, el teniente Gerard de la serie El fugitivo, que merece el Razzie a perpetuidad: qué estulticia, qué ojos en blanco, qué ridículo tan homérico... Jack Palancas, cómo no, no desaprovecha la oportunidad de arrastrarse por el lodo entre muecas y sonrisitas sardónicas. La parejita protagonista es, simplemente, de bofetada. John Ireland asoma la jeta, despistado, unos momentos, ve lo que hay, y sale zumbando. No perdonaré jamás el trato infligido a la hermosa Carol Lynley, pequeño mito erótico de los 60, tan delicada ella, tan vaporosa ella, tan devorable ella, relegada aquí a un papelón de juzgado de guardia. El tiempo, inmisericorde, no perdona. Mención especial al tal Paul Hoffert, conocido en su casa a las horas de comer, que nos ofrece una tabarra "galáctica" que en un país como, digamos, Corea del Norte, le valdría la ejecución sumaria sin más preámbulos. Y los robots... Y los niños camuflados... Si alguna vez os topáis con este prodigio, no lo dudéis: el suicidio es la mejor alternativa.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
20 de junio de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gabin-Delon-Ventura: con eso está todo dicho. Primera y última ocasión en que coinciden los tres grandes duros del cine galo. El capo de una familia de mafiosos, un joven delincuente aficionado a las damas, un curtido inspector de policía que quiere darles caza. Todo gira alrededor de una partida de diamantes que nuestros chicos quieren para ellos. Según la novela del especialista Auguste LeBreton, y con José Giovanni como uno de los guionistas, el veterano Henry Verneuil echa el resto y nos ofrece un espectáculo trepidante y con un buen sentido del ritmo, aderezado con una bella fotografía de Henri Decaë, pieza clave de la Nouvelle Vague, y una vibrante banda sonora del maestro Morricone. Lo mejor del polar francés resumido en 122 electrizantes minutos, sin un momento de respiro. Como propina, hasta aparecen Amedeo Nazzari, el sosias italiano de Errol Flynn, y la seductora Irina Demick, que hizo algunas películas famosas gracias a su romance con Darryl F. Zanuck, y que nos ofrece un breve desnudo (aunque a mí me huele a una doble de cuerpo). Con el paso de los años, tal como escribía a propósito de Gran jugada en la Costa Azul, el buen polar mejora como el vino tinto y da gusto, en estos tiempos de excesos y confusión, ver algo tan bien sincronizado, montado y perpetrado.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 90 99 100 101 259 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow