Un idílico balneario de los Alpes suizos es frecuentado por muchos hombres y mujeres en edad madura para recibir sus milagrosos tratamientos. Hasta allí acude un joven trabajador de una importante empresa para encontrar y traer de vuelta a la civilización a un poderoso ejecutivo de la compañía para que esté presente y de su consentimiento ante la inminente gran operación que están a punto de cerrar y que hará multimillonarios a todos.

El prestigioso realizador Gore Verbinski, director de la ganadora en 2011 del Oscar de animación Rango, y tras su último batacazo con El Llanero Solitario, vuelve a escena con una muy interesante cinta oscura de thriller psicológico, muy en la línea, en tono y forma, de la obra maestra Shutter Island (asombroso el parecido con Leo Di Caprio del protagonista Dane DeHaan). Es una película que destaca por sus múltiples perspectivas, por su argumento maquiavélico y por escarbar en lo más profundo y terrible del ser humano: caer enfermo sin saber el motivo del mal ni su cura. Pero llega un punto que la cinta se pega un tiro en los pies y va degenerando hasta límites insospechados en un terror gótico mezclado con un spin-off de Terminator: El Origen. Sin tener en cuenta esos minutos finales en donde hay más fuegos de artificio rancio que otra cosa, la película es muy recomendable si quieres jugar con tu mente y ponerla a prueba con los ingredientes que el director te propone. A mi me convenció.

Sacapuntas de oro: Que tiene un universo propio tan deprimente y abstracto que te seduce y cautiva por igual desde el primer instante. Algunas imágenes se te quedan grabadas en la retina a fuego, como la de la cámara acuática. La fina línea que separa la locura de la cordura.

Sacapuntas de madera: Su excesivo metraje, no por innecesario, sino porque llega un punto de no retorno donde empiezan a pasar cosas innecesarias. Su final, poco convencional y estrambótico. Los actores no me acaban de convencer del todo.

Nota: 6,5 Sacapuntas.

Una familia acude a Andalucía a arrojar las cenizas de su mujer y madre, recientemente fallecida, al río Guadalquivir. El padre, además de con la pena por la gran pérdida, deberá lidiar con las parejas de sus hijas e hijo, cada cual más diferente y especial. Un fin de semana que tardarán mucho en olvidar, para lo bueno y para lo malo.

– ¡No me puedo creer que me hayas convencido para ver por tercera vez la misma película!-, le dije a mi novia mientras llegábamos al cine a ver la cinta de Álvaro Díaz Lorenzo. No es que sea masoca y ya la hubiera visto dos veces antes, me refiero a que después de haber visto la francesa Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? y la patria Es por tu bien, pensaba que poco o nada me podía aportar esta “nueva” película, por llamarla de alguna forma. Pero nada más lejos de la realidad, me pareció bastante entretenida y con buenos momentos cómicos, e incluso emotivos. El peso del metraje lo lleva el fabuloso Jordi Sánchez, que sigue con su papel esperpéntico de LQSA, aunque aquí un poco rebajado de tono. Paco Tous también proporciona momentos divertidos en su papel de cura de día y empresario de noche, aunque el auténtico descubrimiento es el actor Salva Reina, que provoca las mejores carcajadas y un gran soplo de aire fresco y…ojo porque el guaperas de Andrés Velencoso tampoco lo hace nada mal. Se hablan de muchos tópicos y cánones establecidos. Personajes muy definidos que se saben muy bien su papel pero que no acaban de evolucionar porque tienen asumido que ellos son así y nunca cambiarán. Padres que depositan todas sus esperanzas (o sus infinitas frustraciones) en sus hijos y en vaticinarles un próspero futuro (su futuro) a su medida, que luego muchas veces sale mal porque los hijos sólo quieren vivir su vida y ser libres de poder decidir lo que quieren ser y cómo hacerlo. En definitiva, un film sin grandes pretensiones pero que se ve agusto y fresquito, con el calor que hace ahí afuera. Y ver la sala llena de gente de todas las edades riendo y aplaudiendo es una muy buena noticia.

Sacapuntas de oro: Los gags de Barça y Madrid. Que se ría de ella misma y de todos los tópicos, desde los más casposos a los más modernatas. El casoplón a pies del Guadalquivir. Los cameos de los policías y los capones de Rossy de Palma. Que es ligera, fresca y de duración exacta.

Sacapuntas de madera: Las interpretaciones de las hijas no lucen mucho y la pareja de gays está bastante desaprovechada. El personaje de David Guapo me chirría desde la primera escena por sobreactuado. Que hay demasiadas risas para estar de luto. No me creo que me deje mi novia y siga acompañando a la familia todo el fin de semana. Que se olvide a la semana de haberla vista.

Nota: 5,5 Sacapuntas.

Vida y música, amor y dolor, ambición y desilusión. Todos estos ingredientes se entrecruzan en mayor o en menor medida en esta huida hacia adelante de cuatro habitantes de Austin, Texas, que buscan progresar y cumplir sus sueños a toda costa.

Desde que hace casi 20 años Terrence Malick deslumbrase con la bélica La delgada línea roja, lleva dando tumbos, amasando con ambas manos la cal y dejando caer la arena a borbotones. Si no le fue suficiente con tener el dudoso honor de conseguir que muchos espectadores abandonasen la sala antes de pasar los primeros 15 minutos de la floja El árbol de la vida, en este nuevo largometraje no dejará a nadie indiferente y volverán a ondear de forma enérgica las banderas de sus detractores…la verdad que se lo ha vuelto a poner a huevo. Desperdicia imperdonablemente a los cuatro actores protagonistas y que cualquier otro director vendería su alma al diablo por tenerlos a sus órdenes. A saber: Michael Fassbender, Ryan Gosling, Rooney Mara y Natalie Portman. Esta película está compuesta por pinceladas deslavazadas, sin orden e inconexas, como una obra menor y trasnochada de alguien que tuvo un nombre importante en el mundo del arte y que ahora no vendería sus obras ni en el mercadillo de segunda mano de los domingos. Muchas imágenes lanzadas “al tun tún” para que el espectador, si es que aún sigue concentrado y atento, las ordene y monte su propia composición. Película de ritmo frenético y desordenado, lo que en el argot académico sería un brainstorming cinéfilo, pero que si eres capaz de subirte a su endiablado tren tiene muchos temas interesantes, muchos sentimientos contenidos, mucha soledad enlatada y muchas ambiciones frustradas. Tiene algo que te engancha, aunque sea difícil de explicar con argumentos fiables. Y sobre todo, una fuerza visual tan apabullante que ya sólo por eso merece la pena darle un voto de confianza…aunque sea un voto en blanco.

Sacapuntas de oro: Su innegable potencia visual y la fuerza de la música en directo. El magnífico reparto.

Sacapuntas de madera: Si no entras rápido en la historia corres el riesgo de desconectar y ponerte a rezar para que acabe pronto. Puede parecer un videoclip por el amontonamiento de las imágenes. Demasiado uso de los primeros planos, de planos desenfocados y de filmar cámara en mano…(cualquiera diría que es otra mala película de Xavier Dolan). Excesiva en metraje.

Nota: 4 Sacapuntas.

Un joven matrimonio vive en una isla remota de Australia encargándose del mantenimiento de un faro. Sus intentos por tener hijos son baldíos…hasta que una barca llega a la orilla con un hombre muerto y un bebé que no para de llorar.

El director de la muy mitómana Blue Valentine, Derek Cianfrance, nos trae otro film que te desgarra por dentro desde el minuto uno y ya no te suelta hasta el final, conviertiendo en jirones todo lo que encuentra a su alrededor. Es una película poderosa, brutal, con escenas tan duras que te dan miedo por el solo hecho de mirar. En los tiempos actuales las cosas que ocurren en la película no llegarían nunca a pasar, por todos los adelantos tecnológicos, como pudiera ser la existencia de un simple teléfono móvil, pero hace casi 100 años el ser humano se comportaba a base de sensaciones, de la prueba y el error, de su instinto. Era un ser rudimentario pero al mismo tiempo auténtico. Hoy en día somos poco menos que robots al servicio de las grandes marcas o de las grandes masas. Y sino que se lo pregunten a los ciclistas si prefieren correr con pinganillo o sin él. Se ha perdido en veracidad y en realismo. El trío protagonista Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz, bordan sus papeles, que van pasando por diferentes estados y emociones, como la vida misma. Yo, desde la distancia, firmo todos y cada uno de los actos del hombre, para lo bueno y para lo malo. Su instinto es el mismo que le llevó a comportarse como un animal pero que a su vez luego le convirtió en un hombre justo y bueno. Y este tipo de personas hoy escasean en el mundo, para mi desgracia. En general, una muy buena película para ver con un paquete de pañuelos bien cerca, que pasó totalmente desapercibida para la crítica, taquilla y para los premios de medio mundo…ni falta que le hace.

Sacapuntas de oro: La imagen del padre desclavando una cruz es tremenda. Para sensibleros y amantes de las películas interiormente dolorosas. Para los que se levantan después de caerse…cien veces. Para los que no crean en príncipes azules ni en perdices. Los paisajes y la fotografía. El final esperanzador.

Sacapuntas de madera: Le pueden sobrar veinte minutos y se le puede acusar de lenta en algunos instantes. Al final siempre la acaba pagando el menos culpable. Algún personaje, en algún momento, suena a caricatura. Que al ser una coproducción de 3 países se pueda ver reflejado en el montaje final y que el director no tuviera el poder absoluto para decidir.

Nota: 8 Sacapuntas.

El clásico de Disney abandona el dibujo animado para cobrar vida con actores reales de carne y hueso. Nos sabemos la historia desde críos, pero ¿seremos capaces ya de mayores de emocionarnos de igual forma que antaño o hemos perdido ese niño que todos llevamos dentro? Pasen y vean.

El director Bill Condon, autor, entre otras, de la interesante El quinto poder, filma una entrañable revisión de una de las historias más conocidas del universo Disney. Es correcta en sus formas y visualmente muy poderosa, gracias a sus visibles y efectivos efectos especiales. Su color traspasa la pantalla y llega directo a donde cada espectador quiera. Unos acabarán contentos y extasiados y otros tal vez aburridos y recelosos pensando que empeora a la versión original de dibujos animados. Yo me quedo en un punto intermedio porque a ratos me hechizó despertando mi vena infantil y otras veces en cambio me dejó indiferente y deseando que llegase el final. Además, tampoco es que sea un fan ni un ferviente seguidor de la versión original, simplemente buscaba el entretenimiento ante las aceptables críticas recibidas en medio mundo y el resultado fue el deseado: me entretuve. Aunque compadezco un poco a Emma Watson, porque mira que rechazar protagonizar el fenómeno La, la, land para decantarse por ser Bella…la jugada le salió rana. La historia toca un tema tan vital y actual como es el hecho de la belleza interior y las falsas apariencias. El que priorice elegir la belleza exterior sin importarle lo más mínimo lo que hay dentro de la caja…será una Bestia para toda la vida. Y el más infeliz del cementerio.

Sacapuntas de oro: Su luminosidad, sus bien logrados efectos especiales y su inconfundible banda sonora. Los momentos musicales. Los personajes secundarios y animados que habitan en el palacio (alguno opositando a tener un spi-off). El corazón de Bestia y la vitalidad de Bella. Su mensaje: No hay guapos ni feos sino ojos “mágicos” capaces de ver más allá. Verla en versión original.

Sacapuntas de madera: Se puede hacer un pelín larga. Los personajes secundarios de carne y hueso aportan poco a la pareja protagonista. La actual corriente poco imaginativa de Hollywood de versionar todo lo que en su momento tuvo éxito pero que hoy corre el riesgo de no servir ni para la sobremesa de los fines de semana.

Nota: 6 Sacapuntas.