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Canadá Canadá · Montreal
Críticas de hpbordon
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Críticas 175
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
3 de septiembre de 2010
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchas las etiquetas con las que parte el ambicioso proyecto de recrear ciertos pasajes de la vida de Lope de Vega. La de 'taquillazo' la lleva, sin duda, por la enorme campaña que se está llevando a cabo para distribuirla. Es normal, puesto que hay que amortizar como sea los 13 millones de euros invertidos y los productores de "Lope" van a por el gran público. Pero el hecho de presentarlo como un 'biopic' al uso sobre la vida de uno de los autores más relevantes del Siglo de Oro, no llega a cuajar por la simple razón de que el paso de los minutos convierte a la cinta en un drama romántico de lo más convencional. Aunque no falten poemas, escenificaciones teatrales y luchas de espadas, estos no dejan de ser un pretexto para adentrarnos y alterarnos en una trama que gira alrededor de un triángulo amoroso.

El encargado de llevar todo el peso de la película no es otro que Alberto Amman, quien ha visto la luz -casi de rebote- tras el éxito de "Celda 211". Al menos, por fin le han quitado el acento argentino y consigue ser más creíble, para suerte de todos. Y para su suerte, se sigue rodeando de buenos actores: Juan Diego, Luis Tosar, Antonio de la Torre y las que interpretan a las dos amantes de Lope, Pilar López de Ayala y Leonor Watling, que permiten sumar puntos a una ficción que se sostiene gracias a todos ellos y a que los hechos que se relatan no son ni demasiado enrevesados ni muy grandilocuentes para el complejo escenario que se nos presenta.

El director brasileño Andrucha Waddington parece haber preferido desmarcarse de las típicas recreaciones de épocas pasadas, centrándose en los personajes hasta con la cámara. Es decir, los ya acostumbrados planos generales con multitud de personajes y decorados artificiales dejan paso a unos continuos primeros planos que empiezan agradando y terminan por incomodar. Waddington se limita a intensificar de tal forma esos encuadres, que acaba por olvidar el que se le otorgue una personalidad al conjunto.

Hablar de momentos inverosímiles en este tipo de películas puede ser una ardua tarea, además de algo frívolo. Será mejor dejar ese meticuloso trabajo a los hispanistas. No obstante, si la película después de un mes se agota -como parece ser que pasará-, nos deja en la tesitura de que si un trabajo historiográfico cuenta con fecha de caducidad, no es precisamente alentador.

http://www.cineario.com/noticias?pt=5
hpbordon
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7
3 de septiembre de 2010
33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
A muchos les cuesta creer que en la cinematografía española se encuentren, no sólo joyas del cine -que las hay- sino también películas que cuenten con una valía asombrosa, aguanten el paso de los años y merezcan ser visionadas varias décadas después. Y el caso de “La piel quemada”, de 1967 y del director catalán José María Forn, es uno de ellos.

No es únicamente la temática del trabajo la que le otorga un aire post-neorrealista al film. Son también ciertas secuelas de la guerra (aun siendo distintas guerras) todavía visibles incluso estando el desarrollismo en pleno auge. Bien podrían haber firmado la cinta los herederos del neorrealismo italiano Zurlini, Bellochio, Comencini y compañía, y quizá habría recibido más reconocimiento con el paso de los años. Pero no, fue Forn el que la hizo y, aunque se trate de un tema que se ha dado y se sigue produciendo en todo país en vías de desarrollo, se trata de una película puramente española.

Lo es porque se reflejan unos hechos muy concretos de la historia de España, como son los movimientos migratorios que se asentaban en las regiones más ricas del país durante la década de los sesenta. Y lo es más aún por los conflictos que trata, por suerte o por desgracia, muy a la orden del día: el durísimo trabajo de la construcción, el turismo extranjero en las costas españolas y la emigración del pueblo, de la miseria y de la más absoluta humildad, al mundo desarrollado. Ese mundo tan añorado y deseado no es más que un pueblo corriente de la Costa Brava, como es Lloret de Mar. Eso sí, un lugar que sigue repleto de turistas décadas después, donde por entonces trabaja José de albañil. Allí espera a su mujer, sus hijos y su hermano, que van de camino desde Andalucía durante prácticamente todo el metraje, pues se trata de un largo desplazamiento el cruzar España, más aún haciéndolo con los medios más precarios del momento. Y se trata de un enorme acierto para el ritmo de la película que los parámetros temporales aparezcan delimitados de una forma tan clara. En este caso, es el viaje de los miembros de una familia y el padre que la espera, alrededor del cual se componen una serie de flashbacks de lo más inquietante, para adentrarnos en el sobrecogedor pasado de la familia. De esta forma, se consigue mantener al espectador en vilo durante todo el trayecto, pues uno sabe que éste desembocará en un final y lo está esperando con gran intensidad e impaciencia.

(sigue en el spoiler sin revelar el argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
hpbordon
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6
1 de septiembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede considerar que el público español es de los que más ríe las gracias a Woody Allen, por eso del éxito de taquilla, que viene siendo habitual en cada estreno anual que nos concede el director neoyorkino. Eso los productores lo agradecen y ahora también son los espectadores los que lo disfrutan antes. Puesto que, tras su presentación fuera de competición en el mes de mayo en Cannes, Conocerás al hombre de tus sueños ha aterrizado en primer lugar en España, concretamente en Avilés (Asturias). Desde allí, en la presentación del film, Woody Allen se hizo en elogios hacia los actores españoles, afirmando que "son de los mejores del mundo". Lo dice por haber quedado ahora satisfecho con el trabajo de Antonio Banderas, que cumple en su papel secundario como propietario de una galería de arte. Esta vez no conduce una avioneta como hacía Javier Bardem, pero sí un cochazo. Y como era de esperar, hace de "latin lover", ilustrado, eso sí.

Allen nos tiene ya más que acostumbrados a este tipo de comedias agridulces, en las que una serie de desdichados personajes se encuentran tan al borde del abismo como de la satisfacción, siendo el azar el que acaba situándolos en un punto u otro. Y no creo que el problema de Woody Allen sea que esté perdiendo fuelle. Sus historias están realmente vivas y sus personajes reflejan a la perfección una serie de emociones circunstanciales bien reconocibles. Que se respire un aire cómico y casi burlesco en el ambiente no es nada nuevo, lo lleva haciendo -salvo en contadas excepciones- desde sus inicios.

Más bien, la sensación que deja con sus películas de los últimos años, es la misma que la de Usain Bolt corriendo los cien metros lisos: se guarda algunas energías para la próxima carrera, sabiendo que la siguiente le aportará más éxito y, sobre todo, más dinero. Aún así, películas como ésta, que muchas veces pensamos que aparecen año tras año casi por pura eventualidad, si no las tuviéramos, sin duda las echaríamos en falta.

http://www.cineario.com/noticias?pt=42
hpbordon
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7
18 de agosto de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta francés Éric Rohmer escribió y dirigió entre los años 60’ y 70’ una serie de películas, seis en total, que formaban la serie de los cuentos morales, denominados así por tratar todos ellos sobre el conflicto moral de un hombre y el dilema que supone mantener una relación con una mujer u otra.
No es de extrañar que James Gray se fijara en estas obras maestras para llevar a su terreno, el del Nueva York cosmopolita, una historia con un trasfondo muy similar a las del maestro Rohmer.

Bien es cierto que, aunque en “Two lovers” diálogos no falten, éstos no son tan continuos y abundantes como en “Mi noche con Maud” o “La coleccionista”, y hace que no conozcamos tanto (tantísimo) a los personajes. Aún así, el retrato que se hace de unos no tan jóvenes protagonistas está bien justificado por el rol que interpretan en pantalla. Joaquin Phoenix (al margen de toda parafernalia propagandística que le rodea) cumple y con creces dando vida a un tipo algo raro al que se le presumen problemas emocionales. Si a uno le da rabia no conocer más de él, y sobre todo en lo que se refiere a su pasado, es porque la historia sobre un joven ya maduro –pero inmaduro– que aún vive con sus padres, engancha. Y lo hace porque consigue que comprendamos a este Leonard, apasionado del cine y la fotografía, con tintes del desventurado en busca de algo, que no es otra cosa que el amor. Por eso, su encuentro con una chica como Sandra, tan adorable como accesible, que posee todo lo que uno necesitaría, hace que aparezcan otras como Michelle. Ella es el prototipo de chica alocada de la que cualquiera se colgaría en pocos minutos, y está perfectamente encarnada por Gwyneth Paltrow. De ahí surge ese conflicto moral que se nos plantea y que acaba como todo cuento moral parece que ha de terminar siempre.

Esta es, sin duda, la mejor película que ha hecho hasta el momento James Gray, así que espero que la moralidad vuelva a rondar por su mente y se plantee seriamente retomar esta senda, que supera con creces a sus anteriores trabajos, demasiado marcados por la acción sin reacción. Digamos que el cine necesita más un nuevo Rohmer que un nuevo Coppola.
hpbordon
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7
16 de agosto de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un principio, era Jean-Pierre Mocky quien iba a encargarse de la dirección, puesto que él mismo había adaptado la novela homónima de Hervé Bazin. Pero, por desconfianza de los productores, se le dio prioridad a Georges Franju, de 46 años, que sin haber hecho ningún largometraje, sí había realizado numerosos cortometrajes documentales a lo largo de la década de los 50’.
Supongo que por ser una ópera prima francesa de finales de los 50’ esta película ha sido clasificada en filmaffinity con el ‘topic’ de “nouvelle vague”, ya que Georges Franju no pertenece al grupo de críticos que devinieron directores de cine en torno a la revista “Cahiers du cinéma”.
Eso sí, François Truffaut quedó encantado con la actuación del también cantante Charles Aznavour y lo fichó para su segunda y bizarra película “Tirad sobre el pianista”.

En el momento de su realización, “La cabeza contra la pared” no contaba con muchos antecedentes de películas sobre los hospitales psiquiátricos, siendo “Nido de víboras” (“The snake pit”), una de las pocas referencias sobre esta temática en el cine, que será popularizada años más tarde con “La naranja mecánica” y “Alguien voló sobre el nido del cuco”.

La puesta en escena de Franju tiene buena parte de atmósfera de serie B, que llevaría al extremo en su más reconocida “Ojos sin rostro”. Ya desde el inicio se refiere cara a cara hacia el espectador al más puro estilo Orson Welles, hablándonos del “extraño mundo en el que ustedes van a penetrar”.
Gracias a un reparto muy convincente se nos adentra, más con el realismo poético francés de Ophüls y Carné que con el de influencia neorrealista de Truffaut, Godard y Chabrol, en una historia sobre un joven algo atormentado por su pasado y la relación con su padre, a la búsqueda imperiosa de la libertad. Y ésta se revierte hacia una crítica contra el sistema penitenciario, basado en los prejuicios y en el miedo, y redirigida contra la burguesía.

Sin ser una de las grandes obras reconocidas del cine francés, el primer largometraje del que fuera uno de los fundadores de la cinemateca francesa, merece ser reconocido como una obra de culto.
hpbordon
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