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Documental
En 1924, el alpinista británico George Mallory desapareció por entre las nubes por debajo de la cumbre del Everest, y nunca se le volvió a ver. Este documental cuenta la historia de Mallory -el primer hombre que alcanzó la cima del Everest- y de Conrad Anker, un montañero que encontró su cadaver congelado 75 años más tarde. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2011
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ocaso del Imperio británico y el fracaso en la expedición de Scott dejaban mermada la moral británica. En los mapas seguía quedando una zona blanca sin conquistar. No existía cartografía y sólo llegar a los pies de la montaña era toda una proeza. Pasada la Gran Guerra, una obsesión, una montaña que no había visto jamás, marcaría la vida de George Mallory. El tercer polo, la montaña más alta del planeta de casi 30.000 pies de altura, esperaba ser hollada.
“Está ahí”, majestuosa, se eleva de manera furibunda dejando a los demás ochomiles como pequeñas montañas. Es una pirámide blanca, que George Mallory vio por primera vez en 1921 y donde perdió la vida tres años después. Setenta y cinco años más tarde, una expedición que tenía como objetivo encontrar los cuerpos de Mallory e Irving hallaron al primero. La cámara de fotos no se encontraba entre sus pertenencias. La foto de Ruth, su mujer, que había prometido dejar en la cumbre, tampoco.
Durante setenta y cinco años, la comunidad alpina sólo podía crear conjeturas sobre si Mallory e Irving pudieron llegar a la cumbre. Sólo el cámara de la expedición, arrojaba algo de información. Noel Odell explicó en The Times:
«Toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en el pequeño punto negro que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; el punto negro se movió. Entonces apareció otro punto negro que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con el primero. Este se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; el segundo le imitó. Entonces, toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más envuelta en nubes».
Según Odell, Mallory e Irving consiguieron superar el segundo escalón de la cara norte del Everest, la parte más técnica de la ruta (V+). Lo cierto es que superar el segundo escalón a 8.600 metros parece una tarea inmensa. Messner, el primer alpinista en ascender el Everest sin oxígeno (y cuyo carácter -igual que el de muchos grandes alpinistas- siempre me ha parecido insoportable) defiende la idea de que ambos ingleses jamás llegaron a la cumbre:
“El segundo escalón hasta el día de hoy no había sido escalado en libre por nadie. ¿Cómo pudo Mallory haberlo logrado con sus botas de clavos y 20 kg de peso a la espalda? Por cierto, al segundo escalón los ingleses llegaron tarde, demasiado tarde. Hasta la cima desde ahí no hay dos o tres horas, sino una eternidad”.
Una expedición china colocó en 1960, una escalera fija de unos cincuenta metros de longitud que salvaba la dificultad del segundo escalón, y de paso, ampliaba el circo que con los años se ha convertido la cumbre más alta de la Tierra. ¡Sí, una escalera a 8.600 metros!
(Abróchense los cinturones porque esto continúa).
“Está ahí”, majestuosa, se eleva de manera furibunda dejando a los demás ochomiles como pequeñas montañas. Es una pirámide blanca, que George Mallory vio por primera vez en 1921 y donde perdió la vida tres años después. Setenta y cinco años más tarde, una expedición que tenía como objetivo encontrar los cuerpos de Mallory e Irving hallaron al primero. La cámara de fotos no se encontraba entre sus pertenencias. La foto de Ruth, su mujer, que había prometido dejar en la cumbre, tampoco.
Durante setenta y cinco años, la comunidad alpina sólo podía crear conjeturas sobre si Mallory e Irving pudieron llegar a la cumbre. Sólo el cámara de la expedición, arrojaba algo de información. Noel Odell explicó en The Times:
«Toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en el pequeño punto negro que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; el punto negro se movió. Entonces apareció otro punto negro que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con el primero. Este se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; el segundo le imitó. Entonces, toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más envuelta en nubes».
Según Odell, Mallory e Irving consiguieron superar el segundo escalón de la cara norte del Everest, la parte más técnica de la ruta (V+). Lo cierto es que superar el segundo escalón a 8.600 metros parece una tarea inmensa. Messner, el primer alpinista en ascender el Everest sin oxígeno (y cuyo carácter -igual que el de muchos grandes alpinistas- siempre me ha parecido insoportable) defiende la idea de que ambos ingleses jamás llegaron a la cumbre:
“El segundo escalón hasta el día de hoy no había sido escalado en libre por nadie. ¿Cómo pudo Mallory haberlo logrado con sus botas de clavos y 20 kg de peso a la espalda? Por cierto, al segundo escalón los ingleses llegaron tarde, demasiado tarde. Hasta la cima desde ahí no hay dos o tres horas, sino una eternidad”.
Una expedición china colocó en 1960, una escalera fija de unos cincuenta metros de longitud que salvaba la dificultad del segundo escalón, y de paso, ampliaba el circo que con los años se ha convertido la cumbre más alta de la Tierra. ¡Sí, una escalera a 8.600 metros!
(Abróchense los cinturones porque esto continúa).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Óscar Cadiach llegó en 1985 a la cima del Everest por la cara norte tras pasar el segundo escalón sin usar la escalera -demostrando que Messer es un arrogante miraombligos-, pero ¿se puede salvar un obstáculo de V+ sin oxígeno a esta altitud y con los medios que disponían Mallory e Irving?
El gran alpinista Conrad Anker tuvo la desgracia de encontrar el cuerpo de George Mallory setenta y cinco años después. Las fotos del cuerpo fueron vendidas por 40.000 dólares y la reputación de Anker cayó hasta lo más bajo. Unos años después, pretende rememorar la ascensión de la pareja británica con las mismas condiciones que la expedición del 24. Anker busca como compañero a Leo Houlding, un gran escalador pero, como Irving, sin experiencia en altura. Y con la ropa y el material que llevaban Mallory e Irving -realizado con las fotos y muestras del hallado en el cuerpo de Mallory- emprenden la ascensión por la cara norte. La empresa, es algo que el programa Al filo de lo Imposible intentó realizar en 2001. Anker y Houlding solo ascienden con la equipación del 24 hasta el Campo 3 a 7.800 metros. Es cierto que consiguen pasar el segundo escalón retirando la escalera, pero lo hacen con la ropa, y los crampones y cuerdas actuales. No hay empresa por la que merezca la pena perder la vida, pero al prescindir de los medios del 24, la filmación pierde un poco su razón de ser. Escalar, sí, se puede escalar, pero hemos modificado las condiciones originales.
Si en algo acierta este documental es en dejar en segundo plano la propia ascensión de Anker y Houlding dando todo el protagonismo a la historia de Mallory e Irving. Grabar una película en IMAX tiene el hándicap del peso de las cámaras (75 kilos) y la obligación de escalar en solitario en el desfile de Cibeles y récords absurdos que se ha convertido el Everest. Por ello, tuvieron que realizar la ascensión al Everest en pleno premonzón, cuando ya todos los escaladores se habían retirado, completando la ascensión más tardía de cuantas se han realizado (15 de junio).
A pesar de la aparición del cuerpo de Mallory, las conjeturas permanecen (la dificultad del segundo escalón, las gafas de sol que Mallory llevaba en el bolsillo lo que puede dar pie a que estaban bajando sin luz, el lugar donde se encontró el cuerpo -y su posición en la nieve- lejos de la ruta, ...). El enigma se mantiene sobre si ambos alpinistas lograron ascender a la cima del mundo en 1924. La hazaña, queda reflejada es este estupendo documental, donde Mallory comparte amor entre su mujer Ruth y su amante Sagamatha (Everest). El día que aparezca la pequeña Kodak que ambos llevaban, toda la tinta escrita sobre su gesta, quedará impresa sobre papel mojado, toda el aura desaparecerá, toda mística se reducirá, la leyenda será olvidada.
¿Llegaron? Quizás. Yo lo deseo.
Pero no bajaron. Y no se termina de ascender una montaña hasta que no vuelves a abrazarte con los que te esperan abajo.
El gran alpinista Conrad Anker tuvo la desgracia de encontrar el cuerpo de George Mallory setenta y cinco años después. Las fotos del cuerpo fueron vendidas por 40.000 dólares y la reputación de Anker cayó hasta lo más bajo. Unos años después, pretende rememorar la ascensión de la pareja británica con las mismas condiciones que la expedición del 24. Anker busca como compañero a Leo Houlding, un gran escalador pero, como Irving, sin experiencia en altura. Y con la ropa y el material que llevaban Mallory e Irving -realizado con las fotos y muestras del hallado en el cuerpo de Mallory- emprenden la ascensión por la cara norte. La empresa, es algo que el programa Al filo de lo Imposible intentó realizar en 2001. Anker y Houlding solo ascienden con la equipación del 24 hasta el Campo 3 a 7.800 metros. Es cierto que consiguen pasar el segundo escalón retirando la escalera, pero lo hacen con la ropa, y los crampones y cuerdas actuales. No hay empresa por la que merezca la pena perder la vida, pero al prescindir de los medios del 24, la filmación pierde un poco su razón de ser. Escalar, sí, se puede escalar, pero hemos modificado las condiciones originales.
Si en algo acierta este documental es en dejar en segundo plano la propia ascensión de Anker y Houlding dando todo el protagonismo a la historia de Mallory e Irving. Grabar una película en IMAX tiene el hándicap del peso de las cámaras (75 kilos) y la obligación de escalar en solitario en el desfile de Cibeles y récords absurdos que se ha convertido el Everest. Por ello, tuvieron que realizar la ascensión al Everest en pleno premonzón, cuando ya todos los escaladores se habían retirado, completando la ascensión más tardía de cuantas se han realizado (15 de junio).
A pesar de la aparición del cuerpo de Mallory, las conjeturas permanecen (la dificultad del segundo escalón, las gafas de sol que Mallory llevaba en el bolsillo lo que puede dar pie a que estaban bajando sin luz, el lugar donde se encontró el cuerpo -y su posición en la nieve- lejos de la ruta, ...). El enigma se mantiene sobre si ambos alpinistas lograron ascender a la cima del mundo en 1924. La hazaña, queda reflejada es este estupendo documental, donde Mallory comparte amor entre su mujer Ruth y su amante Sagamatha (Everest). El día que aparezca la pequeña Kodak que ambos llevaban, toda la tinta escrita sobre su gesta, quedará impresa sobre papel mojado, toda el aura desaparecerá, toda mística se reducirá, la leyenda será olvidada.
¿Llegaron? Quizás. Yo lo deseo.
Pero no bajaron. Y no se termina de ascender una montaña hasta que no vuelves a abrazarte con los que te esperan abajo.