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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Comedia Rodada sin presupuesto y cámara en mano, "Gente en sitios" es un "relato caleidoscópico" que recorre la comedia, el drama, el relato social, el terror y el surrealismo con el denominador común de "la irreductible poesía de la condición humana frente las embestidas de lo extraño y lo caótico". (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2013
7 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Juan Cavestany es personal, ambiguo, sin concesiones, seco, parco, difícil. No es cine para el gran público, ni tiene por qué serlo. Dispongo de Barcos y El señor podían ser incluso más aciagas para el espectador común que Gente en Sitios, cosa que -sólo aparentemente- no ocurre en este filme, pues el absurdo de sus situaciones viran ese cine experimental puro y duro hacia una comedia más comprensible, en la que la reacción del público es, hasta cierto punto, más unánime.

Aparentemente, mencionaba, al aludir a que Gente en Sitios puede ser una película más accesible, comprensible, que las dos obras previas del autor. Pero bajo el absurdo de las situaciones que nos presenta la gente en los sitios de la cinta, si se rasca en esa superficie, en realidad creo encontrar un oscuro y áspero retrato de las soledades de mucha gente, de un grupo heterogéneo de personas conviviendo o sobreviviendo ante sus obsesiones o las de los que están a su lado.

Ya sea por un arranque de feminismo ante una alfombrilla para los pies; por una mudanza supervisada bajo un trastorno casi obsesivo; por las acciones aparentemente altruistas de unos atracadores limpiando el lugar del crimen, o de una chica corriendo para devolver una bufanda, o de otro enseñando a andar, beber o dormir a cualquiera con el que se cruza; por la desesperación de abrir un negocio sin saber nada de ese sector; por someter a una joven a un aumento de pecho completamente injustificado; por quedarse encerrado en un cuarto oscuro... Cualquiera de esas situaciones, unas más cotidianas, otras completamente marcianas, se convierten de forma gradual en un rosario de retratos de distintas soledades, en una sátira aparentemente espontánea sobre el estado de cambio, el entorno gris y las obsesiones irreflenables de un grupo de gente que detrás de la risa que provocan, esconden una terrible amargura.

Pero es el carácter ambiguo, improvisado, inconcluso, lo que le da a Gente en Sitios su poder de seducción, esas metáforas fuera de campo como la gran bandera española de la Plaza de Colón, medio borrosa y muerta, esos solitarios lugares, entre lo onírico y lo realista, en que el grupo de intérpretes (maravillosos todos ellos) divaga y vaga sin rumbo u objetivo, empujados por una fuerza que parece querer sobreponerse a la angustia de ese absurdo, a ese ojo que les mira, les retrata y les fotografía como si fueran especiales, aunque ninguno de ellos así lo crea.
jaly
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