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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
10
Drama La película consta de nueve tramas paralelas ambientadas en el Valle de San Fernando, en Los Ángeles: un niño prodigio, el presentador de un concurso de televisión, un ex-niño prodigio, un moribundo, su hijo perdido, la mujer y el enfermero del moribundo. Son historias aparentemente independientes, pero que guardan entre sí una extraña relación. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suelo pensar que hay ciertas películas que marcaron el cambio de siglo, cada una en su estilo: Matrix, El sexto sentido, American Beauty, El club de la lucha, Eyes Wide Shut, Blair Witch Project y, desde luego, Magnolia.

La que aquí nos ocupa es una obra cumbre y visionaria, madre de muchos sucedáneos superfluos (como Crash), una portentosa pieza cinematográfica inaudita y un ejercicio de estilo rompedor.

P.T.A. Nos cuenta varias historias de personas rotas y solas para destapar una caja de Pandora de los dolores casi plausibles de los humanos. Su mimético guión analiza exhaustivamente las capas del autoengaño y el sufrimiento de seres como cualquiera y la vez únicos. Al igual que en la anterior Boogie Nights y en la posterior There will be Blood, la figura, ausencia, y errores de las relaciones padre – hijo parecen marcar a sus protagonistas de por vida, pero el cineasta se aleja del tópico y la psicología barata para recorrer el cáncer emocional de una sociedad educada para ser feliz pero vividora de sus propias inseguridades. El cáncer en Magnolia, la metástasis en nuestro mundo, es el peso del pasado y el ansia de redención por nuestros errores.

P.T.A. Aborda una historia de sufrimientos interiores con un alcance bíblico. Su megalomanía es evidente, pues en Magnolia su labor esta presente en todos los fotogramas, ya sea por sus encuadres y planos secuencia (que han creado escuela), el impresionante diseño de producción (todo en interiores), como en el fascinante uso de la música. Pero es tan bueno que lo hace sin ensombrecer el peso de su historia ni el peso de sus actores. Estos, todos y cada uno de ellos, hasta el mero figurante, desgarran su alma en un acto de valentía al afrontar dificilísimos y durísimos roles.

Nunca vi tan increíble a Cruise, no sólo por la energía de sus monólogos, sino por su clave escena con Robards, que agonizó realmente en esta película. Seymour Hoffman y C. Reilly dan una lección de sutileza; H. Mancy destroza con su escena en la cafetería; Moore y Walters llevan al espectador a una agonía constante; a Baker Hall y Dillon duele con solo mirarlos...

El ritmo de Magnolia, teniendo en cuenta su duración, es apoteósico. No es una película fácil ni para todos los públicos. Es densa, incluso desagradable. Pero es tan certera y cuidada que sabemos que hay cosas que no ocurren por coincidencia, y la perfección total de Magnolia lo deja claro.

Pocas veces he visto una filigrana cinematográfica tan bien atada y tan profunda, que a la vez sea técnicamente perfecta, y cuente una historia tan humana y universal como esta bellísima y extraña película, haciendo honor a su nombre, que en sus pétalos abarca toda la belleza y la fealdad posibles del ser humano.
jaly
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