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Voto de fanaseriecine:
8.383
Drama
Sentaro tiene una pequeña pastelería en Tokio en la que sirve dorayakis (pastelitos rellenos de una salsa llamada "an"). Cuando una simpática anciana se ofrece a ayudarle, él accede de mala gana, pero ella le demuestra que tiene un don especial para hacer "an". Gracias a su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar. Con el paso del tiempo, Sentaro y la anciana abrirán sus corazones para confiarse sus viejas heridas. (FILMAFFINITY) [+]
27 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la esencia del ser humano y la naturaleza se combinan surgen en el cine productos como este drama japonés, donde dominan las emociones más genuinas para una necesaria redención. Un muy sólido en el que destaca la veterana Kirin Kiki.
La directora y guionista Naomi Kawase, basándose en una novela de Durian Sukegawa, logra edificar una trama simple y sensible de principio a fin, escarbando en la profundidad de sus personajes y su vinculación para así sacudir estanterías emocionales, desde un tránsito pausado, reflexivo y fotográficamente bien logrado.
La historia se mete en la vida de Sentaro (Masatoshi Nagase), un joven que está a cargo de una pequeña pastelería de Tokio, cumpliendo con una deuda tras pasarse varios años tras las rejas por los daños que le causó a una persona durante una pelea en un bar.
La pequeña tienda vende los sabrosos pastelitos dulces llamados dorayakis, rellenos de una pasta llamada An. De repente aparece en el local la señora Tokue (Kirin Kiki), una mujer veterana que padeció lepra de muy joven, cargando hoy con las secuelas, y que ahora se ofrece con el jefe para trabajar y ayudarlo a fabricar su propia pasta de maní.
A regañadientes y tras la insistencia, Sentaro termina contratando a la anciana que le enseña las cualidades de una receta secreta que aumenta notablemente las ventas. Poco a poco, ambos van construyendo un intenso vínculo; al que se suma Wakana (Kyara Uchida), una jovencita estudiante que ansía abandonar el hogar en el que vive.
Ese tridente hundido en la soledad y la melancolía, podrá entrelazarse para redimirse del pasado edificando nuevos caminos a recorrer.
Con un paso sin premios por la sección Un Certain Regard de Cannes y el Festival de Valladolid, la obra de Naomi Kawase sabe generar emociones, crear ambientes cálidos, exaltar los colores y aromas. Con un estilo poético muy particular y la sensibilidad a flor de piel, la propuesta resulta muy interesante, aunque no siempre consigue toda la profundidad anhelada por la realizadora.
Calificación Fanaseriecine: 7 ½ sobre 10
La directora y guionista Naomi Kawase, basándose en una novela de Durian Sukegawa, logra edificar una trama simple y sensible de principio a fin, escarbando en la profundidad de sus personajes y su vinculación para así sacudir estanterías emocionales, desde un tránsito pausado, reflexivo y fotográficamente bien logrado.
La historia se mete en la vida de Sentaro (Masatoshi Nagase), un joven que está a cargo de una pequeña pastelería de Tokio, cumpliendo con una deuda tras pasarse varios años tras las rejas por los daños que le causó a una persona durante una pelea en un bar.
La pequeña tienda vende los sabrosos pastelitos dulces llamados dorayakis, rellenos de una pasta llamada An. De repente aparece en el local la señora Tokue (Kirin Kiki), una mujer veterana que padeció lepra de muy joven, cargando hoy con las secuelas, y que ahora se ofrece con el jefe para trabajar y ayudarlo a fabricar su propia pasta de maní.
A regañadientes y tras la insistencia, Sentaro termina contratando a la anciana que le enseña las cualidades de una receta secreta que aumenta notablemente las ventas. Poco a poco, ambos van construyendo un intenso vínculo; al que se suma Wakana (Kyara Uchida), una jovencita estudiante que ansía abandonar el hogar en el que vive.
Ese tridente hundido en la soledad y la melancolía, podrá entrelazarse para redimirse del pasado edificando nuevos caminos a recorrer.
Con un paso sin premios por la sección Un Certain Regard de Cannes y el Festival de Valladolid, la obra de Naomi Kawase sabe generar emociones, crear ambientes cálidos, exaltar los colores y aromas. Con un estilo poético muy particular y la sensibilidad a flor de piel, la propuesta resulta muy interesante, aunque no siempre consigue toda la profundidad anhelada por la realizadora.
Calificación Fanaseriecine: 7 ½ sobre 10
