Todo empieza y todo acaba en el Barrio Chino. Si vivías en Los Angeles, allá por el 1937, solo podías intentar escapar a su influjo, pero ¿alguien lo consiguió?....
En Chinatown tiene establecida su residencia el poder. Allí se cierran tratos, se eligen alcaldes, funcionarios y concejales, se premia o castiga, se oculta....; en sus calles se vive o se muere. Desde Chinatown se mueven los hilos y hasta el último ciudadano de Los Angeles está conectado al bastidor del titiritero que maneja con guante negro los destinos de la ciudad.

La curiosidad, inherente a su oficio, hace que el detective Gittes (Jack Nicholson) traspase los límites marcados para su cómoda especialidad: experto en motivaciones de divorcio, cuernos y casquerías similares. Nuestro hombre se verá envuelto en una imparable espiral de secretos y revelaciones que amenaza con escupir sus huesos tras una mínima digestión.

Estupendas interpretaciones de Nicholson, Faye Dunaway y del maestro de marionetas John Huston, que deja un imborrable retrato del endiosamiento terrenal y las herramientas que debe utilizar aquel que aspire a todo. Magistral dirección de Polanski, bajo bandera estadounidense, antes de convertirse en el enemigo número uno del imperio, consiguiendo unas atmósferas propicias para que el cine negro se deslice con toda naturalidad.