Es bueno que alguien se acuerde de los perdedores, aunque más que del término perdedor sería más justo y razonable hablar de los menos poderosos; porque si la historia suelen escribirla los vencedores, la verdad pocas veces está del lado de ellos, ya que donde hay poder suele haber abuso, manipulación y compra de voluntades y silencio.

Javier Corcuera, peruano que nos conoce muy bien, da la palabra a quienes nunca interesó que fueran escuchados, a aquellos maquis que nos vendieron en las escuelas franco-católicas, durante cerca de cuarenta años, como sanguinarios come-curas y usurpadores de lo ajeno. La realidad era bien distinta: fueron los últimos luchadores contra el golpe de estado fascista del general Franco, golpe de estado que aún no han condenado algunos "demócratas de toda la vida"; algunos que hoy mandan, hijos y nietos de aquellos que se cepillaron la 2ª República, elegida por el pueblo en unas limpias elecciones.

Emociona oír a gente que perdió todo a cambio de nada, solo porque creían en un orden diferente, en un sistema de mayor reparto de la riqueza y en una sociedad en la que primaban los valores de solidaridad y justicia social. "Nos encarcelaron, nos diezmaron, nos humillaron... pero volveríamos a hacer lo mismo porque la razón sigue de nuestro lado. Nuestra vida, nuestra derrota, no fue en vano"