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Voto de Sinhué:
7
25 de mayo de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso falso documental que, aunque parezca exagerado, está lleno de sentido. Hay, nos dicen los realizadores y guionistas (dos de ellos también actores) auténticos monstruos conviviendo día a día entre nosotros; algunos de ellos son individuos simpáticos, dicharacheros, familiares y con sus particulares códigos éticos. De ello, de esta aparente normalidad y también de su profesionalidad, por ejemplo a la hora de destripar a sus víctimas, dan fe un equipo de reporteros que alargan su pasión del trabajo bien hecho hasta la colaboración, si fuera preciso, con la estrella del rodaje: un psicópata asesino que justifica las muertes porque los fiambres interferían su ordenada actividad habitual, la de chorizo.
¿Alguien puede dudar de que existan cínicos expertos en el daño social?. Vean con qué desahogo se despachan llamadas desde un campo de golf y desde una surtida mesa con refrigerios que tienen que ver con la vida de la gente: especulaciones financieras, órdenes militares, desahucios, ERES, cargamentos de droga adulterada, eliminación de derechos adquiridos.......
¿Alguién duda a estas alturas de que un programa televisivo, por aquello de las audiencias, llegará hasta donde haga falta, pasándose los escrúpulos por el arco del triunfo?
Pues eso, que es un ejercicio de autenticidad, brillando especialmente en esta faceta un gran Benôit Poelvoorde. Merece la pena su visionado.
¿Alguien puede dudar de que existan cínicos expertos en el daño social?. Vean con qué desahogo se despachan llamadas desde un campo de golf y desde una surtida mesa con refrigerios que tienen que ver con la vida de la gente: especulaciones financieras, órdenes militares, desahucios, ERES, cargamentos de droga adulterada, eliminación de derechos adquiridos.......
¿Alguién duda a estas alturas de que un programa televisivo, por aquello de las audiencias, llegará hasta donde haga falta, pasándose los escrúpulos por el arco del triunfo?
Pues eso, que es un ejercicio de autenticidad, brillando especialmente en esta faceta un gran Benôit Poelvoorde. Merece la pena su visionado.