El punto de arranque y parte del desarrollo de estos "movimientos nocturnos" resultará interesante para quienes no consideran que el activismo ecológico tiene algo que ver con esa etiqueta (eco-terrorismo) que se han encargado de fabricar y promocionar los auténticos mafiosos y matones (multinacionales y otras malas yerbas).
Yo no soy de los que piensan que la parsimonia y cadenciosidad con que se desgranan las escenas influye de forma negativa en el resultado final de la película, al contrario, creo que el ritmo está ajustado a la narración.

La directora americana propone una reflexión interesante que mantiene con buen pulso hasta el 80% del metraje, en ese momento, cuando hay que comenzar a perfilar el final, es cuando abandona el timón y deja en manos del espectador la responsabilidad de rematar la historia. Tal vez por falta de valentía se ceba en la criminalización de una acción de rebeldía que acaba con un desenlace inesperado y accidental.
Así pues algo que podría haber sido una propuesta más que interesante acaba convirtiéndose en una auténtica ceremonia de la confusión; y todo por claudicar ante lo políticamente correcto-