De esas películas que mejoran al segundo visionado ya que en el primero uno se despista con las rarezas de todo el asunto.

Japoneses e ingleses más que buenos y malos representan aquí la disyuntiva entre lo tradicional/colectivista donde lo importante es morir con honor y lo moderno/individualista donde lo importante es vivir con compasión. La interpretación alegórica está servida en bandeja, la caída de los valores tradicionales japoneses a cambio de los occidentales a raíz de la segunda guerra mundial.

Obviamente en la realidad todo es más complejo pero valga esta reducción para orientar la película. Su posicionamiento es claro pues se desarrolla bajo el punto de vista del oficial inglés más fraternal de la historia. Hay un segundo contraste, entre lo espiritual/solemne y lo terrenal//irónico, que cual obra shakesperiana nos arroja un resultado de dos parejas.

Aquí como no hay mujeres el aspecto romántico se mantiene latente si bien se deja claro desde la escena anterior al título que la homosexualidad es una fuerza en acción importante en esta historia. Para terminarlo de adobar hay un quinto personaje más secundario que se situaría en el centro de este cuadrado. Y ya no voy a meter en más análisis porque tampoco me pagan.

Probablemente el legado más popular de la película es la banda sonora de Ryuichi Sakamoto y su tema principal que recuerda mucho al de "El viaje de Chihiro", o más bien debería decir al revés. Destacar también la presencia de Takeshi Kiteno (presentado aquí simplemente como Takeshi) antes de ser famoso fuera de Japón, donde entonces era conocido como comediante y aún no había realizado en el mundialmente famoso Takeshi's Castle, postpolíticoincorrectamente llamado Humor Amarillo en España. Debe ser de la liga de Jordi Hurtado pues tiene la misma cara de siempre.

Gustará a: Papá Noel, florívoros, Isak Borg
No gustará a: samuráis, niños cantores, Ferran Rañé