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Chile Chile · Santiago
Voto de rodolfo:
8
Romance. Drama Desde que se conocieron en 1912, Jules (Oskar Werner) y Jim (Henri Serre) se hicieron amigos tan inseparables que se enamoraron de la misma mujer (Jeanne Moreau). Uno de ellos se casa con ella. Obra muy representativa del cine francés de los sesenta, que constituye un canto al amor y la pasión. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2009
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que molestar, duele ver como tantas personas no ven en esta película, no una obra maestra, que no es aquí lo que importa, sino una obra limpia. Limpia porque los personajes de Truffaut viven sin trabas cada momento e intentan amar en cada uno de ellos. Hablar o criticar sobre la forma en que lo hacen es algo que escapa a mis facultades y que creo nos aleja cada vez más de los que esta película entrega.
Un buen narrador, un bello blanco y negro, dos personajes conmovidos por un símbolo que no entienden, Catherine, -el símbolo mismo-, son algunos de los elementos de un film que nos muestra sentimientos puros, sin falsas divisiones entre los conceptos que habitualmente utilizamos, como si quisiésemos ordenar lo que sentimos en cajones o en palabras demasiado estrechas…
Truffaut toma acá un sentimiento para el cual no se ha creado cajón alguno, y en vez de fabricarlo, o buscar definirlo, lo deja libre, y la película sorprende por esa libertad, porque nos muestra a la mujer natural, como se dice en el mismo film, y nos invita a amarla.
“La mujer es natural, por lo tanto abominable”, se señala en un inicio. Pero esta misma “naturalidad”, tiene también un lado bello, y la película sabe mostrarlo. Catherine no es particularmente bella, ni inteligente, ni sincera. Pero es una verdadera mujer. Y es la mujer a la cual Jules y Jim aman, a quien aprenden a amar de momento en momento, perdiendo el miedo y sin dejar de aferrarse a una amistad que también va más allá de su significado habitual, y se enriquece hasta desbordarse.
Catherine había dicho: sólo amamos completamente un momento, pero para ella ese momento siempre volvía, y ese momento no tenía un nombre único… y quizá sí, quizá esa mujer natural, esas vidas llevadas de esa forma, puedan parecer extrañas, inverosímiles, contrarias a lo que entendemos comúnmente como correcto, quizá sea una mala película para algunos, pero después de todo, “hay tantas cosas en este mundo que no entendemos y tantas cosas increíbles que son ciertas”.
Truffaut habla en esta película con verdad, de forma limpia. No sé si es una obra maestra, y no me importa. Me basta con que sea una obra libre. Y bella.
rodolfo
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