Película de corte post apocalíptico mezclada con situación de grupo humano encerrado frente a una amenaza exterior. Tras lo que parece un ataque nuclear, un grupo variopinto de personas se refugia en un bunker regentado por un tipo que no muestra reparos en demostrar que no les quiere allí. El miedo a lo que hay afuera y los recelos entre ellos hacen la convivencia cada vez más tensa.

El gran problema de The Divide es lo mal dibujados que están los personajes. A diferencia de Cube (1997), con quien comparte esa pretensión, los roles van mutando de manera torpe y precipitada hasta terminar en esperpentos o casi parodias. Es como si el guión se hubiera empezado por el final, se tuviera claro como se quieren terminar esos caracteres pero no hubiera prestado atención a su debida evolución. Así pues, todo resulta demasiado hiperbólico, no hay quien se crea, ni en el marco de una película de corte fantástico, el camino que emprenden. Ni que tengan ganas de sexo con los olores que las imágenes sugieren que tienen ahí dentro.

El puñado de frikis que se concentran el el bunker es de nota, como si todos procedieran de un centro de desintoxicación o de la cárcel. No hay espacio para medias tintas, o eres un abusador o eres de los que se dejan abusar. Por suerte para todos la norma son los términos medios, y aunque como recurso no deja de ser tan aceptable como cualquier otro, hay que ser muy hábil para que no se te vaya por el lado grotesco. Que es lo que finalmente ocurre.