Peliculilla indie que no debería haber sido más que un cortometraje porque realmente tiene poco que contar. Un par de colegas de beisbol, en medio de una pandemia zombi, atraviesan los bosques que siempre aparecen en filmes usamericanos de temática zombi. La película transcurre siguiendo sus pasos sin que ocurran mayores avances.

Su duración es exageradísima a tenor de lo innecesariamente alargado de algunas escenas. Vemos a la pareja lavarse los dientes empleando los dos minutos de rigor que dictan los dentistas; uno de ellos se fuma un cigarro empleando el tiempo que tarda en consumirse el pitillo; o se tiran la pelota una y otra vez, una y otra vez; o pasean; mención aparte para la escena del coche, horriblemente rodada, sencillamente interminable, tanto que acaba siendo el colofón del film. A esas alturas uno ya no aguanta a los protagonistas y ya no le importa lo que pase con ellos.

El dibujo de personajes no es malo. Uno es realista y pragmático; se adapta al nuevo estado de cosas sin esperar mejoras a corto plazo. El otro es débil e infantil, y resulta insufrible con sus cascos queriendo evadirse de la situación. Pero todo transcurre sin chispa ni emoción. Como película de zombis es de lo peor que he visto. Como cinta de amistad no cuaja porque los personajes resultan antipáticos e irritantes. Y como survival fracasa porque no maneja tensión ni desasosiego alguno. Ni siquiera hay diálogos que destaquen y hagan merecer la pena el tiempo invertido. Completamente desechable.