Propuesta eminentemente visual que juega con la nostalgia musical y rememora estilos cinematográficos de otro tiempo como el giallo para construir un thriller fantasmagórico. Una chica de pueblo, enamorada de la década de los 60 del siglo XX, ve cumplido su sueño de viajar a estudiar diseño de modas en Londres. Una vez instalada descubrirá que puede, algo así como fusionarse con otra chica que vivió en su adorada década; al principio lo disfruta pero luego la cosa se vuelve más turbia.

Lo que más capta la atención es la banda sonora, absolutamente invasiva, plasmada en una serie de canciones que, si peinas unas cuentas canas, te van a llenar de añoranza por los tiempos pasados. Son canciones ultra conocidas, aunque le deberían preguntar a los más jóvenes a ver que dicen. Y como son algo así como parte de la banda sonora de la propia vida, te las cuelan una tras otra. En cualquier caso, es toda una declaración de amor por un estilo, una esencia y una sustancia que, tal y como nos cuentan, tenía su lado oscuro.

En cuanto a la historia, se enrarece según avanza, y se va tornando más oscura hasta abrazar casi el género de terror. El guión juega con nosotros para que desviar la atención acerca de cierta condición de Ellie, la protagonista, y esas trampas luego se pagan, ya que al revelarse irrelevantes se revelan pues como eso, trampas. Lo que estudia Ellie también es poco importante; si en lugar de moda estuviera estudiando para alfarero o para soplador de vidrio la historia podría seguir siendo la misma. Pero lo aceptamos como otro recurso estilístico más, por aquello de dotar de glamour a esa década que ¿hemos dicho ya que se trata de un homenaje?

Termino ayudando a pinchar el ya molesto globo Taylor-Joy. ¿De verdad soy el único al que le parece que esta chica pasa por cada plano como si estuviera posando? Un poco de dinamismo, por favor, de naturalidad, que el cine no son fotos fijas en las que haya que salir con la pose perfecta todo el tiempo. Thomasin McKenzie se la come por completo, no deja ni los huesos, esta chica ya me impresionó en Leave No Trace (2018) y va camino del estrellato. Tenemos también una lectura social acerca de lo que cuesta para, según que personas, alcanzar el estrellato. Hola, Harvey Weinstein que estás en la cárcel. En fin, que sin el oropel y el componente nostálgico sería bastante más del montón, pero como en el cine todo cuenta, hay que contar con todo.Y contando con todo se nos queda un buen thriller de corte fantástico, pero que no rompe moldes. A por el siguiente.