Curiosa combinación de buddy movie con el trasfondo de los actuales disturbios raciales causados por la violencia policial en los USA, a la que se añade una trama sobrenatural. Una agente de policía que se recupera de una tragedia personal se reincorpora al cuerpo en un duro momento para patrullar las calles, a lo que se suman unos misteriosos crímenes que nadie más que ella parece interesada en investigar. Como comprenderán, suena todo demasiado ambicioso como para que cada parte del conjunto forme un todo suficientemente sólido.

No obstante, la película se deja ver sobradamente, conducida por su protagonista femenina, que acarrea la cinta sobre sus hombros con soltura y compromiso. La subtrama sobrenatural es lo que mejor terminado está, con momentos espeluznantes que, aunque algo tópicos, son eficaces y cumplen su función. El asunto racial está presente pero no termina de pasar a primer plano, así como la intriga policial, desarrollada ya muy al final cuando hemos decidido que lo que mola son las apariciones de la entidad misteriosa y vengativa. Y el drama familiar de la protagonista tampoco termina de estar bien encajado. Parece la típica película producida para una plataforma televisiva, de esas que te dejan a medias con todo.

Como thriller sobrenatural con momentos de terror tiene su punto, pero el exceso de ambición, querer abarcar demasiado y pretender cierta trascendencia la deja como un quiero y no puedo, lejos de lo que pudo ser. No es una pérdida de tiempo si buscan hora y media de evasión digna, pero no le exijan mucho más.