Trepidante, a ratos comedia de acción, con un estilo muy de cómic,con la pega de que cuando no están en plena refriega la cosa decae muchos enteros. Varios asesinos a sueldo coinciden en el tren bala japonés sin saber que terminarán enfrentados unos a otros.

La película se va a las dos horas largas, cosa que es un lastre ya que en los momentos sin peleas, tiroteos o explosiones nos sueltan esos típicos diálogos pretendidamente chispeantes. Mal asunto, ya que frenan el disparate generalizado que es esta cinta y suponen una losa. Pero las historias cruzadas las tienen que contar de alguna forma para que tengan sentido, al menos no han querido hacer una ensalada de tiros sin más.

Se aprecia la mano de Tarantino y su MiniYo Guy Ritchie, pero media hora menos le hubiera venido de fábula. Hay golpes de humor que funcionan y otros que provocan el bostezo. Uno es consciente de estar presenciando un dislate monumental, diseñado para entretener sin tener que pensar mucho. Por eso son un pecado casi mortal esos ratos de diálogos plúmbeos que casi te sacan de la película. A afinar la fórmula para la próxima.