Colorista, carnavalesca, bulliciosa y vocinglera pero también intimista, centrada en los asuntos más personales y en el ámbito de lo privado.
La interpretación presenta signos evidentes de afectación teatral -acaso deliberada- no sólo en el lenguaje gestual sino también en la entonación de los diálogos que puede ser consecuencia de su doblaje al español.
J. von Stemberg opta por una narración de tipo ingenuo y de elocuencia sencilla y sin complicaciones formales amparándose en una linealidad -no exenta de artificio- que posee su punto de encanto porque contrasta con el dramatismo de la historia.
El efectismo de la antagonismo de los opuestos -contenido dramático y forma lúdica- genera un interesante efecto especial.