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Voto de Revista Contraste:
8
Drama Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las palabras de Thomas Vintherberg sobre el presente estreno y los comentarios que ha hecho revelando sus intenciones tienen jugo. Sin embargo, la experiencia personal de ver la película resulta mucho más rica, complicada y sugerente.

Alejado de algunos de los estrictos parámetros del movimiento Dogma que él mismo fundó junto a Lars Von Trier, Vintherberg ofrece una propuesta de aguda observación psicosocial como en La caza, aunque aquí deja entrar el sentido del humor.

En el transcurso de la trama, el público va a situándose en un lado o en otro de lo que podría ser una botella medio vacía o medio llena sobre los pros y contras del consumo de alcohol. Eso deja un conjunto de espacios intermedios, donde se atenúa ese viaje dionisíaco que pretende ser controlado y donde, precisamente, emergen preguntas y dudas.

Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm –habitual en otras de sus producciones– tienen una manera de encauzar con inteligencia el guion que deja en el banquillo otras clásicas compensaciones que recibe el espectador en relatos más convencionales. La interrelación entre el drama y la comedia, con una medida tragedia, es muy aguda. Al mismo tiempo, tanto el libreto como la puesta en escena permiten hacer brillar al elenco de los cuatro amigos, especialmente al protagonista, un Mads Mikkelsen que dibuja con creces la grisácea crisis existencial.

A través de una fotografía con profusión de luz para una Dinamarca “alcoholizada”, la puesta en escena encuadra con transparencia narrativa al mantener encuadres descriptivos de la acción en muchos momentos. No obstante, también deslumbra en los conatos coreográficos hasta la explosión final.

Mientras Otra ronda va pasando sus fases etílicas, desvela pasajes de vida donde entra en la rutina, se acentúa el ansia de una familia, la soledad disfrazada con humor o la inseguridad. Todo el conjunto deja un film de capas y opciones, a la vez que despierta interrogantes.

www.contraste.info
Revista Contraste
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