En la línea de Del revés (Inside out), Pete Docter vuelve a dirigir una genialidad que conjuga de manera casi perfecta diversos componentes para conectar tanto con niños como con adultos. Aunque no llega a ser tan redonda como la aventura de Alegría, Tristeza y compañía, Soul es una propuesta, como indica su título, con mucha alma.

Por un lado, como viene siendo habitual en los últimos films del director, la animación es una obra maestra. El espectador puede deleitarse ante una gran estética, un espectáculo visual con un cuidado exquisito de los detalles técnicos y unas texturas bastante realistas que hacen percibir la iluminación de la ciudad de Nueva York como si no fuera un dibujo. La cinta es colorida, con muchos toques infantiles y un diseño de personajes entrañable, todo ello dirigido a atrapar al público de menor edad.

No obstante, el contenido es complejo, profundo y orientado a la audiencia veterana. Probablemente los más pequeños no lleguen a entenderlo, pero es el adecuado para que el largometraje pueda gustar a todos los miembros de la familia por igual. Mientras unos disfrutan con simpáticos y alocados protagonistas en 3D, otros lo harán más con la reflexión que se plantea y las bromas sutiles que salpican el relato.

El mensaje que se intenta transmitir es denso, pero la película es bastante ágil a pesar de ello. Y puede que sea la más madura de Pixar hasta la fecha. Juega con los cambios de color, de luz y de textura en cada escenario para evidenciar las diferencias más trascendentes entre el “más atrás”, el “más allá” o el devenir en la tierra. A través del recorrido por las diferentes dimensiones, se cimenta, poco a poco, la búsqueda del sentido de la propia existencia, las pasiones, los sueños o la “chispa” de cada uno. Es un canto a la vida y un recordatorio de lo fundamental que es disfrutar cada minuto y valorar pequeños gestos como mirar el cielo, sentir la brisa o caminar.

La trama es muy divertida y emotiva por momentos, con pensamientos ante los que merece la pena detenerse. Quizá por ello sorprende un poco que el guion no acabe de ser impecable y la conclusión sea un tanto conformista. Sin embargo, es ciertamente útil –sobre todo en situaciones duras– el testimonio de lo importante que es vivir y vivir cada segundo. Soul lo pone de manifiesto en una historia tierna, envuelta en una gran banda sonora. Con ella, Pete Docter ha conseguido de nuevo un producto inteligente, bonito e idóneo para toda la familia.

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