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Argentina Argentina · santa fe
Voto de rouse cairos:
6
Comedia. Drama Dos enfermos terminales de cáncer, de caracteres y mundos completamente opuestos, entablan amistad. Edward Cole (Jack Nicholson) es un engreído millonario mientras que Carter Chambers (Morgan Freeman) es un modesto mecánico. A pesar de todo, deciden emprender juntos un último viaje para poder hacer, antes de morir, todas las cosas que siempre han deseado. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nombre original del filme ("The bucket list"), significa algo así como una lista de moribundos o el deseo final de los condenados.
Una pareja de enfermos terminales interpretados por Jack Nicholson (Edward) y Morgan Freeman (Carter), de caracteres y mundos completamente opuestos, deben convivir en una sala de hospital. La creciente compenetración que se establece entre estos dos insólitos compañeros es lo que da impulso a la historia.
Aunque ambos son polos opuestos en lo que se refiere a procedencia, temperamento y experiencia, lo que compartirán progresivamente compensará sus diferencias.
Mientras que Morgan representa el papel de sabio y tolerante, Nicholson despliega su conocido hiperhistrionismo.
Carter es un hombre que ha pasado su vida en función de su entorno familiar y que, a pesar de su enorme capacidad, no cuenta con grandes logros personales. La idea de la lista es suya y aunque sólo es virtual (la consulta como un solitario entretenimiento para ver cómo han cambiado sus expectativas de acuerdo con la edad), su compañero ocasional la descubre y lo interroga sobre ella. Prototipo del "tú puedes", consagrado por la sicología conductista americana, Edward le propondrá cumplir los deseos enunciados en la lista, agregando los propios. Mientras que las aspiraciones de Carter tienen una vertiente espiritual, como "contemplar algo majestuoso" o "ayudar a un extraño porque sí", los de Edward buscan torrentes de adrenalina, como saltar de un avión en paracaídas o "besar a la chica más guapa del mundo".
Al final, en contra de los consejos médicos y de las categóricas protestas familiares, abandonarán la clínica para concretar juntos lo que siempre quisieron hacer y -de paso- comprender mejor quiénes son y lo que significan sus vidas.

La historia se sostiene basicamente en la magnífica dupla de actores, en el permanente contrapunto de sus caracteres y personalidades.
En cada nuevo sitio del cambiante paisaje que recorrerán en adelante (las pirámides de Egipto, el Everest, el Taj Mahal o la muralla china), lo que realmente importa no son los lugares que visitan ni las cosas que hacen, sino el constante hilo de sus conversaciones y reflexiones que inevitablemente involucran al espectador y lo llevan a su vez hacia la propia introspección.
Porque la película permite pensar en la propia muerte sin angustiarnos demasiado, enraizándose muy fuertemente en la idea de reparación del tiempo perdido, aprovechándolo en invertir hasta el último segundo que nos ha sido concedido.
rouse cairos
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