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Argentina Argentina · santa fe
Voto de rouse cairos:
7
Comedia Un periodista y un misterioso abogado que viajan en un descapotable rojo se dirigen, a través del desierto, a Las Vegas. El maletero del coche es una auténtica farmacia: dos bolsas de marihuana, 75 pastillas de mescalina, 5 hojas de ácidos y muchas otras drogas. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Hoy comienzo esta serie, para alimentarla cada tanto:)

.Reflexiones a la salida del túnel

Precedida por una frase del Dr.Jhonson ¿? acerca de quien busca en sí mismo la bestialidad es para librarse del dolor de ser humano y rematada con tres frases que definen la postura ética de la película sobre sus entrañas, el resto -es decir, la médula del contenido- son la experiencia alucinógena y alucinante de la pareja de protagonistas, irreconocibles Depp y Del Toro, en inolvidables actuaciones como desmadrados periodistas deportivos (uno abogado y el otro escritor), quienes viajan para cubrir una carrera automovilística en Las Vegas, atravesando el desierto con un auto de fines de los sesenta, cargado de todo tipo de drogas de ese momento: mescalina, marihuana, éter... además de tequila y ron.
El tiempo se dilata eternamente en el registro de la experiencia en la que el espectador participa azoradamente, quiera o no, ya que es la razón de ser de la peli, meternos en ese infierno extenuante por más de dos horas, en las que siempre está subrayado el tiempo real por diarios o televisores encendidos que refieren a la guerra de Vietnam, conviviendo paradójicamente con el movimiento hippie y su flower-power.

El final bien moralista (no lo digo como un adjetivo despectivo), es una visión que resplandece totalmente sincera luego de atravesar el infierno, experimentarlo en carne propia y finalmente recuperarlo en la memoria para transformarlo en testimonio escrito. Un testimonio ante el cual no se puede enterrar la cabeza ni hacer oídos sordos: “¡Qué horror! escombros de recuerdos en la neblina del tiempo”, escuchamos decir a Depp, cuando representa al periodista Hunter S. Thompson tratando de reconstruir en su escritura aquella alucinada experiencia del pasado.

La estética es sorprendente, particularmente el uso de los colores y los recursos (inhabituales para la época) son las herramientas que sostienen esa permanente pesadilla sin afuera ni adentro oscilante entre el pánico, el asco y las risas, sí, las risas. Porque nos reímos también, de una forma triste, tristísima.

Una particularidad: el contexto no difiere más que en matices del infierno personal de los protagonistas: ni en lo que transmiten quienes interactúan brevemente en los lugares que recorren (una calle, un hotel, un casino... todo parece un circo entre feroz y absurdo pero indetenible) y por supuesto, la inquietud de una guerra omnipresente que se desarrolla en países lejanos y se alimenta de una generación de jóvenes norteamericanos que soñaban con la construcción de un mundo de paz y amor pero no supieron defenderse del estrago de las drogas que tanto benefició económicamente a los que contemplaron su destrucción a la salida del túnel.
rouse cairos
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