En éste, su séptimo largometraje, el director Alex de la Iglesia pone su corrosiva mirada sobre las relaciones laborales y lo hace en el microcosmos de una tienda de ramos generales, un marco ideal para exponer las efímeras modas descartables, tan exacerbadas en estos tiempos globalizados. La distorsión de la realidad, exagerada hasta el roce con lo revulsivo, opera hasta en la misma tipografía de los títulos.
El atildado Rafael es un sagaz empleado en imparable ascenso. Su desmesurada ambición y astucia se orientan hacia un único objetivo: ser jefe de planta. Su competidor es un vendedor de la guardia vieja, Don Antonio, que no apela a seducciones sino a eficiencia y acrificio: "Aquí estamos para trabajar, para otra cosa están las discotecas", afirma ante sus colegas.
La estrategia de Rafael apunta a lograr a cualquier costo el primer puesto y las mujeres son un peldaño para ascender en un contexto de rivalidades y presiones donde los sentimientos están en función de las ventas.
Rafael asciende a fuerza de eslóganes, frases hechas y conquistas interesadas. Todo se encamina hacia su objetivo, hasta que el azar y la imprudencia lo colocan en total dependencia de la empleada más fea de su sector, Lourdes (Mónica Cervera), la única mujer de la sección a quien nunca ha cortejado. Posesiva y manipuladora, ella alterará su mundo mientras el aspirado ascenso laboral irá parejo al hundimiento en un infierno personal.
Toda la película se cuenta desde una poética esperpéntica y grotesca, entre la risa y el horror, aunque mucho más previsible que en filmes anteriores como "La comunidad" o "El día de la Bestia". Aparece la acostumbrada galería de personajes extravagantes que aportan grandes momentos, aunque también se abunda en situaciones reiterativas, excesivas o previsibles, hasta hacer pensar en una posible automatización de los procedimientos. Se reconocen las típicas "marcas" de este ingenioso director, como los niños monstruosos influenciados por los medios de comunicación (en "La Comunidad" era un jovencito obeso, vestido como un personaje del cómic; aquí una niña de ocho años que fantasea con que el profesor de gimnasia la ha violado). En fin, tal como se muestra en la escena de la cena "familiar", donde Lourdes intenta oficializar el noviazgo con Rafael, todo indica que no estamos en un mundo perfecto y que esta comedia negra va mucho más allá de las peripecias en torno de un crimen.