“The arrival” es una muy destacable película de ciencia-ficción, con un argumento que recuerda a “Encuentros en la tercera fase”, y que ha provocado reacciones muy entusiastas. Eso sí, en mi opinión hay un par de elementos que parecen pensados para atraer al gran público, y que terminan por lastrar la película: por un lado, el relato de “guerra fría” o de conflicto entre países, donde los americanos terminan siendo los más buenos y los más listos, y que huele demasiado a gran producción de Hollywood; por otro lado, el giro de la trama que se hace patente en el desenlace es un invento demasiado artificial y pretencioso, metido con calzador, y que en realidad tampoco aporta demasiado. El espectador saldrá de la sala pensando en ese final, cuando el mensaje que debería prevalecer en este relato tendría que ser otro, creo yo.

Y es una lástima, porque por lo demás “La llegada” es una película sobresaliente. Villeneuve deja de lado el típico formato de la ciencia-ficción, de modo que la trama de extraterrestres acaba siendo una excusa para ofrecernos una historia sobre la comunicación y la soledad, mucho más íntimista y personal de lo que en principio parece. El director gestiona muy bien las emociones, y provoca una permanente sensación de tensión y suspense sin recurrir siquiera a escenas de acción. La película ofrece un relato que trasciende a su género, y que por ello está llamada a ser una obra de culto. Amy Adams está soberbia, en una interpretación contenida y verosímil. Se hace fácil empatizar con un personaje frágil pero valiente, y la actriz consigue desarrollarlo transmitiendo siempre una sinceridad honda e incuestionable. La estética plomiza y gris acentúa el clima de tristeza que irradia la película desde el primer fotograma. En ese sentido, el film es coherente con la filmografía de Villeneuve, a pesar del aparente exotismo del argumento. La alienación está ya en este planeta, no nos viene de fuera.