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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Drama Sandra dispone sólo de un fin de semana para ir a ver a sus colegas y convencerlos de que renuncien a su paga extraordinaria para que ella pueda conservar su trabajo. Su marido la acompaña para apoyarla. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2014
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Después de que “El niño de la bicicleta” me dejase bastante frío, los Dardenne han vuelto a la carga con una obra que nuevamente contiene una importante carga social. Esta vez, en mi opinión, han dado en la diana. Quizá la fuerza de la película nace ya de la brillantez de su idea argumental. Si alguien te pregunta de qué va “Dos días, una noche” y se lo explicas en dos frases, seguramente despertarás su interés. El desesperado periplo de una mujer, visitando a todos sus compañeros de trabajo en un fin de semana, para suplicarles que acepten su readmisión a cambio de renunciar a una paga extra, resulta una trama estimulante y atractiva para cualquiera. Y más en tiempos de crisis.

Además, la película tiene otras bazas. Marion Cotillard está que se sale. No es ninguna novedad, pero sí merece destacarse porque ésta es una película en la que la actriz protagonista soporta todo el peso de la historia. Transmite ilusiones, frustraciones y desesperanzas con sólo una mirada, y deambula durante toda la película con una fragilidad enfermiza, dando la impresión de que se derrumbará en la siguiente escena.

Los Dardenne relatan este drama social con un estilo hiperrealista, poniendo la cámara pegada a los personajes, y con diálogos poco rimbombantes pero muy creíbles. El propio desarrollo del relato nos permite conocer un estrafalario escaparate de personajes, con los que podríamos llegar a identificarnos en algún momento. De todos modos, el gran mérito de la película es que va mucho más allá de la mera empatía. La historia se va inundando de una tensión creciente. Ciertas expresiones como "ponte en mi lugar" o “es injusto que nos obliguen a elegir” parecen razonables al principio, pero a medida que avanza el metraje nos resultan huecas y tópicas, como excusas crueles. De un modo u otro, este film te empuja a tomar partido. La sensación de intriga se incrementa gracias a un estrambótico recuento de votos y al inexorable paso del tiempo en un fin de semana inverosímil. Es cierto que en algún momento hay una deriva excesiva hacia el impacto emocional, que resultaba innecesaria, pero para entonces ya estamos inmersos en el suspense que la historia nos propone.

Y, ante un argumento tan destacable, el desenlace es solvente y muy brillante. Un final optimista, pero de un optimismo frío y ambivalente.

Una película de capas, como una cebolla, que se puede analizar desde muchísimos puntos de vista. En fin, para recomendar.
rober
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