La discapacidad en el cine ha evolucionado de la mano de la sociedad, no me cabe duda, y observando el trato que se da a la persona con diversidad funcional en las películas del siglo XXI, comparado con el que se daba en los primeros 40 años del siglo XX, cualquiera de nosotros no puede sino hacer un balance positivo aunque sin caer en la autocomplacencia, hay margen de mejora. Estos últimos años se han estrenado una media de alrededor de 12 películas anuales acerca de la diversidad funcional (alguna más en 2016).
El punto de vista que adopta la directora es el punto de vista de Maudie, tradicionalmente no ha sido así ya que como bien dice la protagonista (no transcribo las citas de forma literal): "A mucha gente no les gustan las personas diferentes". Muy cierto, por desgracia, por lo que películas como estas ayudan a la normalización-integración.
La película nos habla además de esa gran mayoría de personas humildes que sobreviven a base de lucha, a base de esfuerzo en unas u otras partes del mundo, es lo de menos.
"La pintura es un intento por enmarcar la totalidad de la vida", dice Maudie y es que el arte reconforta, da sentido a nuestras vidas, nos enriquece, nos hace más humanos y nos hace empatizar con el resto. Si en la película la pareja de protagonistas vendió los cuadros por 2, 5 ó 6 dólares, años más tarde algunos de ellos han sobrepasado los 100.000 dólares. Es el arte y el amor lo que dan sentido a la vida de Maudie y yo lo haría extensivo a la vida de la mayoría...
No quiero extenderme acerca del magnífico trabajo de dirección, del excelente trabajo de los dos actores principales, de la excelente fotografía, de la habilidad de la directora para no caer en caminos trillados, de la enorme humanidad que destila, del equilibrado y profundo trato que Walsh da a la diversidad funcional...