Lo primero que uno debe saber cuando vea este mediometraje, es que no espere ver la historia de Pedro y el lobo, ya que se narra otra historia totalmente diferente.
Este mediometraje está hecho con una animación particular, ya que los personajes parecen hechos con plastilina o goma2.
La historia se narra sin un solo diálogo, pero eso no es impedimento para que uno comprenda fácilmente la trama. Una trama que narra la historia de un niño que quiere ver lo que hay más allá de la puerta de un patio. Una puerta cerrada por su abuelo y que no permite que nadie la abra. Un día el niño consigue salir y pasa un buen rato con sus amigos (un pato y un pájaro). Pero el peligro no tarda en aparecer. Un lobo que vive en el bosque y que lo único que quiere es sangre y matar.
La verdad es que la historia no aburre, pero tampoco entusiasma. Es una historia bastante lineal que no consigue despegar en prácticamente ningún momento.
Creo que lo más destacable de todo el mediometraje es por un lado la falta de diálogo. Una falta que no se echa de menos ya que la trama se sigue perfectamente y no resulta complicada en ningún momento.
Por otro lado, la estética. Uno observa una animación peculiar que se sale de la estética habitual. Una animación que está realizada con muñecos, los cuales se mueven de una manera que parece que tienen vida.
En fin, mediometraje que se llevó el Óscar en su categoría y que en mi opinión está demasiado sobrevalorado. Una historia que entretiene pero que no convence del todo, ya que en mi opinión la historia no consigue elevarse del todo.