Película basada en un hecho real, que relata los problemas que sufrió una espía norteamericana al poner en tela de juicio la existencia de armas de destrucción masivas en Irak, y que fue el motivo del comienzo de la guerra.
El gobierno de George Bush hizo descubrir su identidad al mundo, provocando su despido de la CIA y poniendo en peligro la vida de muchos colaboradores en diversos países. Este hecho hizo que ella hiciera públicas ciertas teorías, lo que provocó una revolución en el gobierno Bush, y por lo tanto la objetividad y el criterio de la organización quedara en entredicho en todo el mundo.
Doug Liman dirige de manera interesante este historia que narra un hecho crucial del siglo XXI, que marcó el comienzo del declive de los Estados Unidos como hegemonía mundial. Una historia reciente que hemos vivido por televisión, y que narra ese transfondo que nunca se cuenta. La cara b donde personas anónimas dan forma a la realidad, y sufren las consecuencias de errores producidos por altos mandatarios.
Naomi Watts y Sean Penn son los protagonistas de esta trama y realizan un buen trabajo. Un trabajo que no decepciona, aunque a veces la historia decaiga un poco.
Es verdad que la película empieza muy bien, presentando diversos puntos aleatorios que luego encajan a la perfección. Pero conforme la trama va avanzando va perdiendo fuerza, haciendo que al final no consiga estar al mismo nivel al que comenzó. Una historia que no decepciona, pero sí que deja en cierto modo un poco de mal sabor de boca debido a que el comienzo es muy bueno, y no lo así tanto su evolución.
En fin, nos encontramos ante una película que entretiene y distrae. Un film que nos narra un suceso que ha sido portada de innumerables periódicos durante meses, y que ha sido criticado por millones de personas debido a la poca veracidad que se le daba al hecho. La cuestión es que años después se ha comprobado que ha sido una de las manchas negras de Estados Unidos, que le costó miles de vidas.