La película con más nominaciones en los Goya 2014 narra la historia de un asesino en serie en el sur España. Un pueblo humilde en los años 80 se ve desconcertado porque varias jóvenes aparecen mutiladas y violadas durante varios años. Ahora dos detectives serán los encargados de encontrar al culpable.
La película ha tenido una gran aceptación de la crítica, y fue una de las triunfadoras del Festival de San Sebastian. Pero yo debo decir que a mí no me ha parecido para tanto.
Para comenzar indicar que la historia es muy interesante, y cuenta con momentos que conectan. Es una historia que atrae únicamente debido a lo que trata. El problema radica en el ritmo con el que está narrada. Es excesivamente lento, y eso produce que uno se aburra en muchos momentos, y resulte pesada. El ritmo no acompaña a la trama, y al final todo ese suspense se va diluyendo inevitablemente hacia un punto que no atrae mucho.
Esto resulta un problema serio, ya que al final uno va perdiendo el interés en la historia. Una historia que convence en su trama pero no en su desarrollo, ya que a mitad de película uno va desconectado.
Sin embargo no todo es malo. Reconozco que las actuaciones son muy buenas. Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez realizan un trabajo increíble. Ambos están magníficos en sus papeles (aunque si debo quedame con alguno de los dos sería seguramente Javier Gutiérrez). Los dos son los encargados de dar vida a esos detectives que intentan encontrar una respuesta a esas piezas que cuesta encajar, para así poner cara al asesino.
Por otro lado, la fotografía es fantástica. La película está bañada de unos tonos ocres y cálidos que recuerdan un poco al cine de Soderbergh. Esa luz hace que todos los paisajes capten más facilmente esa tensión que viven los personajes.
También quiero hacer mención a la ambientación. Todo el vestuario y decorados están cuidados hasta el más mínimo detalle para recrear esos años 80, en los que se vivía una mezcla entre la rebeldía de los jóvenes y los que intentaban volver a esos años del franquismo. Uno puede observar infinidad de cosas que hacen que uno se traslade irremediablemente a esa época que poco a poco se va alejando más.
En fin, "La isla mínima" es una película que convece en ciertos aspectos, pero en otros no consigue salvarse. La pena, es que una de las cosas que no convece es el ritmo de la trama; lo que produce que uno no acabe enganchándose a la misma tanto con uno espera y desea.