Robert Altman nos retrata la vida de unos habitantes de un pueblo perdido de Estados Unidos. Un pueblo pequeño en el que todo el mundo se conoce, y todo el mundo conoce los secretos de todos. ¿O casi todos?
Una anciana harta de vivir viuda decide quitarse del medio. Un familiar extremadamente religiosa al descubrir que se ha suicidado, y con el miedo a que no tenga los exponsos adecuados, decide hacer creer al pueblo que realmente ha sido asesinada.
Es en estos momentos donde se pone en marcha un mecanismo que involucra a numerosas personas, y a unos investigadores que intentarán encontrar al asesino. Pero, ¿quién puede encontrar a un asesino de un crimen que nunca ha existido?
La historia tiene momentos muy divertidos, sobre todo gracias a unos personajes realmente excéntricos, y a unos actores que realizan unas interpretaciones brillantes.
Todos estos personajes intentarán averiguar una verdad modificada. Una verdad que realmente es una mentira. Esta mentira mantiene la atención del espectador en casi todo momento, ya que la película cuenta con momentos que no consiguen brillar del todo.
En fin, nos encontramos ante un film que cuenta con un guión muy interesante, con unas interpretaciones brillantes, pero con una ejecución que funciona por momentos. Con esto no quiero decir que uno no se divierta, ya que la película es muy graciosa; pero la atención del espectador varía por momentos.