La Hammer ha vuelto...con pena y sin gloria. Aquel estudio que durante los 60 tanto le brindó al cine de terror nos devuelve en plena actualidad un thriller psicológico epidérmico y sin brillo. El pobre resultado de esta peli tiene directamente que ver con un guión fallido como pocos.

En principio: en La víctima perfecta no se sabe bien donde se cargan las tintas, porque ella cumple el rol perfecto de víctima pero él... muchas cosas de su pasado quedan en el tintero. La relación con su abuelo dura lo que dura una mirada de Lee a la cámara (casi un vulgar cameo dentro de esta peli) y todo el back ground necesario para armar un perfil psicológico (puesto que éste es claramente un thriller psicológico) quedan a media máquina entre el sobreentendido más superficiail y las ganas rapaces de ir al grano sin un argumento sólido que lo sostenga. Es la devoción de Jokinen por realzar el misterio lo que termina por hundir la trama no precisamente en la incoherencia, sino más bien en una actitud displicente: "vamos, a sudarla sin pensar demasiado en los porqueses, que estos quedan reflejados en 30 segundos del metraje".

A saber: The resident no es una obra fallida. Es, en realidad, el producto de una mente vaga que quiso que nos comiéramos la ensalada sin preguntarnos mínimamente que ingredientes tenía.