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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
7
Drama Leo, Alicia y su hija Dafne, de cuatro años, llevan una vida tranquila en Madrid. Alicia es la que se encarga del cuidado y la educación de la niña. Pero, durante las Navidades, Alicia muere, inesperadamente, tras un ataque de epilepsia. Leo, un hombre conservador, cuida de la pequeña lo mejor que puede, pero la niña reclama continuamente la presencia de su madre. El padre, que sólo desea el bienestar de la niña, llegará a renunciar a ... [+]
13 de septiembre de 2010
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocho años ha necesitado Achero Mañas para reunir el presupuesto necesario y volver a la gran pantalla tras el varapalo de Noviembre. Y no lo ha hecho con un proyecto fácil. Como con su anterior cinta, el director corría el riesgo de estamparse de nuevo contra los caprichos de la crítica. Pero en esta ocasión la apuesta ha salido a su favor. Todo lo que tú quieras es una película arriesgada y, sobre todo, valiente que consigue salir airosa de su particular planteamiento.

Un padre en plena desesperación decide travestirse de mujer para ayudar a su hija a superar la muerte de la madre. Es evidente que la premisa corría un serio peligro de caer en lo grotesco e incluso lo bochornoso. En manos de Mañas, sin embargo, se consiguen momentos de auténtica ternura entre un padre y su pequeña tras quedarse en desamparo por la ausencia de la figura materna.

Porque la madre es un pilar insustituible, y porque al hombre no le queda otro remedio que resignarse a un papel menos trascendental, el filme ha querido reflexionar sobre la falta de ese referente común en todas las culturas. Juan Diego Botto encarna con absoluta brillantez, y con ansias de galardón, la impotencia de un padre descolocado que tomará medidas desesperadas, e incomprensibles, para suplir el vacío dejado por su mujer.

La decisión, un tanto bipolar, vendrá acompañada de otros momentos trascendentales del filme que incluso se alejan de la trama principal. José Luis Gómez se reserva el más importante y amargo de ellos, transformado en actor de variedades homosexual, cuando se humilla ante el protagonista en plena función. Sólo su interpretación es más digna de elogio que la del mismísimo Botto.

Un segundo instante sublime, de los más duros del filme, lo protagoniza Najwa Nimri, cuando se ve forzada a asumir el papel de la fallecida en pleno coito. Ni la muerte de la protagonista, a la que también asistimos, resulta tan dolorosa. Y con la misma intensidad asistimos a una última escena intachable, cuando la niña, excelente Lucía Fernández, se niega a aceptar la realidad distorsionada. Por esos tres momentos imborrables, Todo lo que tú quieras ya logra superar sus flaquezas, como la reiteración o el estereotipo, hasta alcanzar el notable alto.
polvidal
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