1986, la extinta URSS se enfrenta a una profunda crisis identitaria, energética, económica y militar: el trío calavera encabezado por la sediciosa Thatcher, el imperator Reagan y el siniestro Juan Pablo II habían cercado tanto al "Imperio del Mal", que a los soviéticos les quedaba menos de un lustro para desaparecer. No es que los "soviets" fueran hermanitas de la caridad; la II Revolución Industrial no encajaba en la naturaleza represiva de un régimen burocrático: aun se gobernaba con la mentalidad puesta en Berlín, Stalingrado y Kurks... Es decir, la fuerza bruta y obstinación irracional... Y si no... ver la negligencia en casos como el asesino más depravado de la historia: Chikatilo. La actuación con el drama nuclear del submarino K-19, la contaminación del lago Baikal o el fatídico hundimiento del Kurks en el año 2000... La lista es tan larga que impide defender la actuación de las autoridades del Politburó... O como parafraseando a Churchil "Nunca tan pocos debieron tanto a tantos...": los burócratas enviaban a ingenuos, pero valientes jóvenes, a dejarse, literalmente, piel, médula y linfocitos en Chernobyl, mientras ellos engordaban sus papadas con secretos innombrables.

Al ver el documental, me vino a la cabeza inmediatamente, la frase de Terminator 2, (1991, James Cameron) "Los humanos, aterrados, intentarán desconectarlo..."

Porque el documental muestra punto por punto una película de terror. Resulta imposible entender cómo ingenieros altamente capacitados, (Anatoli Diátlov) fueron capaces de cometer los errores fatales que desencadenaron aquella noche el apocalipsis nuclear. No obstante, el documental sume al espectador en una desgarradora y horrible lucha del hombre y el monstruo invisible, una tarea titánica para domar la "entidad" demoníaca que expulsaba sin control el veneno invisible... Un espejo que refleja lo peor de nuestra naturaleza: el núcleo del demonio...

La cifra oficiosa: 600.000 víctimas entre liquidadores, civiles e inocentes expuestos a la peor de las aberraciones: la ignorancia de unos y la mentira de otros.