Todos los antiguos mesías que no llegaron a culminar íntegramente la difusión de su palabra, hombres sabios con dotes proféticas y con un MENSAJE claro que transmitir, no tuvieron la ocasión de disponer de dos herramientas fundamentales que sí que se nos presentan en 'Arrival': el LENGUAJE COMÚN para toda la Humanidad y la TECNOLOGÍA DE COMUNICACIÓN necesaria, herramientas ambas básicas para la difusión del MENSAJE hasta el último rincón del planeta. Nuestra protagonista sí que goza de esos medios y logra lo inesperado: la Paz mundial.

No deja de ser curioso también el que la especie superior fije su atención en la Humanidad porque va a necesitar de ella dentro de 3.000 años. Por lo que el próposito, lejos de ser generoso, resulta más bien egoísta pensando en su propia supervivencia en el futuro; no deja de ser una especie de golpe bajo hacia aquellas creencias cuya fé se fundamenta en que las "deidades" regalan dones a los hombres de forma altruísta y desinteresada.

Otras pequeñas pistas que inducen a pensar sobre esta óptica son:

- En la era donde el papel de la Mujer es mucho más preponderante que en otras épocas, se nos presenta a una mujer como receptora del regalo "divino" de la entidad superior, en contraposición a todos los mesías masculinos del pasado. El don de poder visualizar el porvenir le confiere dotes de profeta, como eran considerados aquéllos.

- El tema de la muerte de la hija de la protagonista no deja de ser un argumento para recordarnos que ésta última sigue siendo humana 100% y que, más pronto o más tarde, también le llegará su hora (igual que a los mesías antiguos).

- Ciertas referencias sobre numerología mística y religiosa (las 7 patas de los extraterrestres, número cargado de simbolismo religioso), o el empleo de cifras cuyo múltiplo es 3 (Trinidad) como son las 12 naves, las 18 horas que transcurren cada vez que abren sus puertas o los 18 meses que pasan hasta que la protagonista se encuentra con el comandante chino, pueden no ser casuales dentro del guión.

En suma, la historia no desentonaría con las teorías sobre el contacto del Hombre con seres de otros planetas desde tiempos inmemoriales y que estos hubieran sido considerados tradicionalmente como dioses que procedían del cielo. ¿Quién nos dice que otros dones, como la inteligencia, no nos fueran concedidos por una vía similar y a cambio de qué? Lo sabríamos si en un utópico futuro se nos concediera el don de ver el pasado. Quién sabe.