Cuando uno acaba de ver "The Equalizer" siente una extraña contradicción, por un lado pena porque un director y un actor tan estupendos estén al servicio de una película tan estúpida y lo segundo alegría porque en realidad "The Equalizer" es un divertimento entretenido y salvaje que consigue lo que busca. Antoine Fuqua y Denzel Washington debieron sentarse y decir "de acuerdo, somos capaces de hacer una pelicula como TRAINING DAY pero ahora vamos a hacer una estupidez para ganar dinero y entretener a los fans de las películas de Sylvester Stallone". Y lo han conseguido porque "The Equalizer" es una película repleta de acción salvaje, elegante... y estúpida. El guión es plano pero efectista, las interpretaciones son conseguidas (Denzel Washington como siempre en la elegancia de la actuación) y la dirección es buena, con excelentes escenas de acción (muy salvajes) que empujan la película poco a poco. Quizás el gran problema de "The Equalizer" sea esa dimensión sobrehumana de un personaje que lo aleja de toda verosimilitud, ni en un solo fotograma da la impresión que el protagonista pueda tener un revés, todo cuanto hace está medido, es perfecto, es invencible. Es la completa deshumanización del action hero (algo así como una puesta al día de "Harry el sucio"). Aviso a los fans de la serie de los 80s protagonizada por Edward Woodward: esta versión televisiva no tiene nada que ver con la excelente serie, solo comparte el nombre del protagonista y una escena final, nada mas.