Tom Hardy encarna de forma agraciada y estimulante al hombre más violento del Reino Unido. Imagino yo, que en un juego con su mente ante el aislamiento sufrido, Charles Bronson aparece contando su vida frente a un público en un teatro, relatando un monologo con mucho sarcasmo.

Poco a poco se va mostrando lo que cuenta. El film tiene una introducción magnifica, con una música y una estética formidable. Tras unos pocos minutos donde se muestra su juventud, comete una estupidez y termina en la cárcel, donde se convierte en una celebridad, ante su personalidad extravagante, deplorable, agresiva e inquietante.

A fin de cuentas Bronson es un hombre que tiene ataques de ira incontrolables, sediento de golpes, darlos y recibirlos, artístico ¿por qué no? El cual en un momento es recluido hasta en un manicomio. Hay secuencias realmente geniales y bien trabajadas, en este aspecto Refn se luce en gran medida.

En términos generales, a pesar que la película no deja de ser interesante, su ritmo decae en cierto momento, se torna pausada y algo repetitiva, más de lo que desearía. Hardy se luce en su rol de este hombre de mirada pérdida y personalidad única. Una oda a la violencia, a la agresividad.