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Bronson

Thriller. Acción. Drama Biopic sobre Michael Peterson (apodado Charles Bronson), considerado "el hombre más peligroso del Reino Unido". Bronson es un exboxeador extremadamente violento que lleva 34 años en prisión, aunque nunca ha sido sentenciado por asesinato. (FILMAFFINITY)
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2011
94 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Bronson” cuenta las peripecias violentas de Michael Gordon Peterson, más conocido por su nombre de guerra: Charles Bronson. Es un personaje real que hace plantearse la funcionalidad de la prisión como medio de reinsertar a criminales en la sociedad. Las comparaciones son odiosas pero la cinta de Nicolas Winding Refn es lo más parecido a “La naranja mecánica” que hemos podido ver en la actualidad por su análisis de la violencia y la incapacidad de la sociedad de enfrentarse a ella y mucho menos eliminarla del individuo.

Nicolas Winding Refn no nos habla de la tecnología actual como medio transmisor de ese virus llamado violencia sino que es más primitivo en ese aspecto aunque comparte con Kubrick en introducir la banda sonora (también hay temas de música clásica) para que produzca cierta dicotomía moral en el propio espectador. La estilización de la violencia no es nada nuevo pero el director en “Broson” crea momentos auténticamente surreales y arrebatados como colocar ‘It's A Sin’ de los Pet Shop Boys en la fiesta de un psiquiátrico. Realmente Charles Bronson no es un asesino (aunque mate y pensemos que puede hacerlo en cualquier momento) pero su vida se resume en actos violentos que él considera justificados para un fin: hacerse famoso y el mejor de su delictivo campo. No hay lugar para él, ni siquiera en la cárcel, dónde provoca nuevos crímenes para hacerse más popular y acaba sumido en la incomunicación absoluta como exterminio del individuo. ¿Cuál sería la solución aquí: la censura del individuo o de los medios que den consistencia a su fin? La vida fuera de los muros de la prisión tampoco le ofrece nada salvo un desplante amoroso, un único hueco como reducto a peleas clandestinas como futuro laboral y sin posibilidad de recibir amor tan sólo le queda lo único que sabe hacer: pelear, golpear y sobrevivir.

El personaje expresa su vida como si fuera una obra de teatro guiñolesca y un clown de una sociedad que ríe sus gracias, un bufón y títere que podría conducir su violencia a terrenos artísticos como libertad absoluta pero nuevamente el rechazo provoca que acabe en una espiral sin fin. Y es ahí en esa celebración de la violencia como arte donde los lazos con “La naranja mecánica” son más notables. No hay solución para dar muerte a la violencia, tan sólo desterrarla a un sarcófago o tumba viviente sumida en la más absoluta oscuridad.
Maldito Bastardo
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7 de octubre de 2009
45 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no sabe como tratarla, ni menos aún como curarla.

¿A base de Ostias?

¿A base de camisas de fuerzas?

¿A base de pintar y hacer talleres creativos?

¿Con la fuerza o dando una palmadita en la espalda?

No importa, a todo Charlie Bronson responde igual. Y le gusta. Le gustan casi todos los "hoteles" por lo que pasado a lo largo de toda su vida.

La cárcel no se hizo para mejorar a las personas. Tampoco para curarlas. La cárcel se hizo para castigar y para almacenar a la gente que posteriormente se iba a matar.

¿Qué castigo merece un hombre que ha pasado más de 30 años entre rejas y jamás ha matado a nadie?

Bienvenidos a la Naranja Mecánica del siglo XXI. ¿Y si Bronson tuviera tanta culpa como la sociedad? Perpetua a Bronson, doble ración de capítulos de "cosas de casa" para el resto. Se levanta la sesión.
The_End
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4 de agosto de 2009
38 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nicolas Winding Refn es un cineasta danés conocido por haber elaborado la trilogía criminal "Pusher" entre los años 1996 y 2005. Su trayectoria no es muy conocida en España pero desde luego hasta la fecha porque su última película rodada en Inglaterra y a golpe de libra esterlina, le es más que un empujón para darse ver.

"Bronson" es su proyecto que llama más la atención. Se trata un drama criminal ataviado en un largo videoclip con un montaje pretensioso pero impactante y que en toda regla puede añadirse a la colección de biopics fílmicos de british-outsiders como John McVicar, Buster Edwards o Martin "The General" Cahill, solo que las adaptaciones hechas sobre estos últimos mencionados disponian de un argumento con pies y cabeza. "Bronson" es deforme pero se comprende si partimos de la base que esta elaborado con toda la agresividad, mala leche y desahogo que un director puede ofrecer. Tom Hardy (visto en "Star Trek: Nemesis" y "Rock N´Rolla") en su papel de reo desboca todo su alterado estado de ánimo a la cara del espectador como si de un brutal y sonoro puñetazo se tratara.

El golpe fuerte que propicia "Bronson" es el empleo de la música en lo emocional, desde Wagner, Verdi, Pet Shop Boys a lo más techno, cuando el reo Charlie Bronson hace de las suyas, como lo hiciera treinta y ocho años atrás el Alexander Delargue de "La Naranja Mecánica". Por otra parte, el golpe bajo de esta cinta es que le intenta dar a la cara a lo que desde ahora ha realizado Guy Ritchie. Los resultados son más que suficientes y no hay KO que sirva porque es una película que más de uno puede amar u odiar, pero nunca dejar indiferente. Porque "Bronson" no deja de ser un violento "minestrone" del cine británico de los últimos treinta años, amenizado de los ecos del "cinema verité" de Ken Loach, las iconográficas escenificaciones a lo Derek Jarman, sin olvidar el aclamado gamberrismo de "Trainspotting" y los primeros Guy Ritchie, homenajeados con toda la rabia de un hooligan.

Lo Mejor: el sentido del humor del protagonista derrochado en monólogos
Lo Peor: a la película le falta pulir un poco más su mal genio
Natxo Borràs
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25 de julio de 2011
35 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me disgusta lo que plantea "Bronson", es más, creo que esa estilización de la violencia, bien llevada, puede dar grandes frutos (como ya han mencionado, está el ejemplo de "La naranja mecánica" con la que se compara). No me molesta que haya imágenes crudas, que por el bien de la trama se relativicen los códigos éticos y se construya un personaje extremadamente agresivo y despreciable intentando hacerse entender.

Pero una cosa es esto y otra que durante los ochenta y pocos minutos que dura la película no se desarrolle nada y se plantee lo justo. Básicamente el argumento se puede resumir en dos elementos: cárcel (o centro psiquiátrico) y puñetazos, alternados de tal forma que la relación de causa-efecto entre ambos queda clara como el agua. Pero de las motivaciones no conocemos nada. Del desarrollo de personajes cercanos, qué coño, del propio Bronson no llegamos a saber nada. Y al final se llega a hacer hasta aburrido, lo que parecía imposible dada la premisa y su supuesta intensidad.

Y es que sí, la idea o ideas que se plantean son interesantes. El protagonista ejemplifica a la perfección los límites del sistema penitenciario, lo hace ver como una institución inútil, sin recursos para enfrentarse a él y encauzarle de alguna manera; y por otro lado su filosofía de expresarse por medio de la violencia es (argumentalmente) muy atractiva.

Pero en vez de centrarse en desarrollar cualquiera de estos elementos que en mi opinión deberían ser el núcleo de la historia, éstos se ven de pasada, se dicen pero no se analizan, y la película se pierde en las ínfulas de originalidad del autor, presentando en primer lugar una estructura caótica y aparatosa de flashbacks con truquitos teatrales que no vienen a cuento y que no cuenta nada, y en segundo lugar una serie de recursos que en mi opinión sólo sirven para regodearse, porque ni resaltan la violencia de las imágenes de una forma efectiva ni son realmente tan originales.

Vamos, que la película entretiene lo suyo pero me cabrea pensar que no me ha proporcionado nada a lo que agarrarme después de dejarme con la miel en los labios durante todo su metraje, y al final queda un producto olvidable como poco. Ni punto de comparación con "La naranja mecánica", ni de lejos con el profundo planteamiento filosófico que desarrolla la obra maestra de Kubrick, pero tampoco en lo que en teoría debería suponer un menor esfuerzo, la capacidad de evocación visual, esa supuesta crudeza de los acontecimientos narrados que a mí me ha dejado muy frío.
Ghibliano
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20 de febrero de 2012
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayor problema que puede tener una película es el de que no te cuente nada. Eso es lo que le sucede a “Bronson”, que pone todo muy bonito y bien mediante un pretencioso estilo que combina el virtuosismo visual (estupenda fotografía; atrevido pero a veces despistado montaje) con unas escenas cargadas de trampa. Sus secuencias, adornadas con una estupenda BSO, hacen fluir por ellas los vacíos y repetitivos diálogos de su protagonista, que nada cuentan, nada transmiten y por extensión nada significan. Lo único que hacen es dejar constancia de que en nuestro mundo sí hay alguien que merezca el dudoso galardón de ser el “tipo más estúpido e inútil de la Tierra”. Ese es el tal Bronson.

No se puede sentir fascinación -ni prácticamente interés- por un personaje así, cuyo modus-vivendi se limita a atizar a los guardias y dar paseítos dentro de su celda con cara de malo malísimo, con el único objetivo de que vayan cambiándole de las prisiones que pisa y de las que apenas palpamos su vida. La exploración que se realiza del interior del protagonista es tan limitada como los lugares por los que fluye su lineal y única historia (llena de lagunas), teniendo en cuenta que el tío en el que se basan los hechos ha estado prácticamente toda su vida detenido en régimen de aislamiento: siendo así, disponiendo de tan poco material para hacer esta película por la escasez de trama que puede proporcionarnos este personaje ¿era necesaria realizarla? o ¿se podía haber hecho de otra forma?.

Para compensar ese poco jugo a exprimir del relato, la realización apuesta por dinamitar toda capacidad de transmitir a través de unas soporíferas e incomprensibles escenas surrealistas en un Teatro desde el que Bronson, en una especie de representación de su vida ante un público, escupe más diálogos biográficos, de esos que no quieren decir nada y apenas importan, y donde se ve al Tom Hardy más sobre-actuado de la cinta, cuya interpretación a niveles generales no pasa del aprobado raspado. Mi generosa nota obedece al hecho de que, al menos, es una película con la que se puede pasar el rato, y ofrece una técnica que se puede disfrutar. Pero nada más. No pasará a la historia. Y lo peor es que al terminarla, sigues sin saber quién demonios era ese tal Bronson, o por qué hicieron una película sobre él.
Sandro Fiorito
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