Tercer largometraje en la carrera del realizador costarricense Esteban Ramírez, un director con un claro entendimiento de su labor, que sabe sacar el máximo provecho a los recursos disponibles siendo la forma de representar con imágenes su labor más destacable, tanto con Caribe (2004), como con Gestación (2009) y con la presente obra cinematográfica.

Ramírez nuevamente se deja acompañar en la labor del guion en esta ocasión escrito junto a Walter Fernández. La trama se centra en el momento en que Victoria (Natalia Arias), una chica “pulseadora” que busca salir adelante en su vida, conoce a Jason (Leynar Gómez), un joven que está preso en una cárcel.

La idea del proyecto es dar a entender (cuestión expuesta por sus propio realizador) que se está ante personajes que viven presos en el contexto en el que están, tanto físicamente como es el caso Jason como metafóricamente como es el caso de Victoria, nombre que por cierto no es nada aleatorio. De esta forma se van anunciando las dificultades que ambos tienen en sus entornos, como intentan sobrellevarlos y aunado a esto el fortalecimiento que se hace en el lazo entre ambos.

Ciertamente Ramírez también aprovecha que el film se desarrolla en un centro penitenciario para visibilizar la labor de los reclusos, más que un discurso panfletario vacío, da muestras de un humanismo tanto personal como familiar de estas personas. Más allá de lo fácil y evidente que resulta presentar los graves problemas que existen en un espacio de ese tipo, que sí lo hace pero esto era algo totalmente de esperar.

Otro punto en el que se acierta en esta película en las actuaciones, el dúo protagonista se encuentra a la altura, trabajo sólido, incluso el de Natalia Arias ya reconocido -así como el film- en el Festival Internacional de Cine de Santander. Los secundarios en términos generales correctos, más que todo eran personajes del común con papeles que se notan muy naturales, sin mucho esfuerzo.

A pesar de la buena construcción general de la película y de decir que se está ante un trabajo bien logrado, cabe señalar que el guion palidece en varios tramos, si bien el conflicto se arma de forma bastante efectiva (aunque un poco tarde en el relato), alrededor de éste hay cosas que no terminan de presentarse de una forma atractiva, un tanto ingenua lo cual le llega a afectar. El desenlace, si bien predecible -al menos para mí- resulta ser un plus que da para hablar.

Un buen trabajo el de Esteban Ramírez, bastante satisfactorio, felicidades a todo el equipo de trabajo, hay cosas por mejorar pero se nota el esfuerzo, el trabajo serio y pensado.