Contextualizada en la Segunda Guerra Mundial, más específicamente en las últimas semanas del conflicto, con las fuerzas aliadas avanzando por territorio alemán. Se centra en un escuadrón a bordo de un tanque el cual han bautizado como “Fury”. El líder del grupo es Don “Wardaddy” (Brad Pitt), tosco y de mucha experiencia, Boyd “Bible” (Shia LaBeouf), Trini “Gordo” (Michael Peña), Grady “Coon-Ass” (John Bernthal) y Norman Ellison (Logan Lerman), el más joven del grupo que acaba de ser incluido.

El film escrito por el propio Ayer se centra en distintas misiones que deben realizar, la experiencia de Wardaddy hace que siempre sea muy buscado, de ahí que se les encomienda trabajar en la conquista de ciudades o cuidando caminos. El largometraje es una ficción, es decir, no se basa en ningún hecho real, el director utiliza los primeros minutos para introducir al espectador y presentar sus personajes, muy acartonados por cierto.

Fury es una película que tiene el único objetivo que entretener, y vaya que lo consigue, a pesar de su excesivo metraje y unos efectos especiales demasiado llamativos (balazos que parecen sacados de Star Wars y explosiones propias de juegos pirotécnicos), tiene varios momentos emocionantes y algunos tensos, además recrea y se filma de forma excelente en el interior de los tanques, con las complicaciones de dicho espacio reducido tiene.

Es cierto que Ayer mete en el relato algunas lecturas alrededor del conflicto bélico, los buenos, los malos, la ética dentro de la guerra, que hacer o que no hacer ante alguna situación. Lo que sí hay que agradecerle es que no es patriotero en ningún momento, ensucia también el accionar y actitud de los estadounidenses, pero más importante, que ni siquiera se toma en serio, sabe lo que está haciendo de ahí que no hay grandes discursos de libertad o similares.

Un tanto larga y sin ser tan quisquilloso se disfruta.