Haz click aquí para copiar la URL
Costa Rica Costa Rica · Guápiles
Voto de 10P24H:
5
Drama Crónica sobre un periodo de la vida del director soviético Sergei Eisenstein, el que pasó en México, donde rodó, entre otros films, "¡Que viva México!". El director de “El Acorazado Potemkin” (1925) vivió más de un año (1931) allí para plasmar en celuloide su fascinación por el Día de Muertos y los ritos religiosos de la cultura popular mexicana. Sin embargo, la cinta quedó inconclusa, por lo que en 1979 Grigori Aleksandrov, a partir de ... [+]
5 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sergei Eisenstein llegó a México a finales del año 1930, tras un periplo que lo llevó por Europa y Estados Unidos, llegó con la intención de filmar una película donde se detalle la cultura mexicana y se haga un recorrido histórico de su historia. Una odisea con múltiples problemas, con mucho metraje grabado pero que nunca pudo montar, este largometraje recrea los 10 días que estuvo en la ciudad de Guanajuato.

Valga aclarar, que esta es una versión completamente libre, imaginada y salida de la mente de Greenaway, quien además de dirigir, es el encargado del guion. De esta forma, se inicia con la llegada del protagonista (interpretado por el finés Elmer Bäck), quien empieza a conocer gente y la cultura mexicana, apoyado por Palomino Cañedo (Luis Alberti), su guía por la ciudad de Guanajuato.

Unos pocos segundos iniciales en blanco y negro que responden a la época en que está contextualizada, que sin embargo, pronto se rompe para mutar al color, parte de la modernidad que el director quiere mostrar, junto con el llamativo montaje, siendo este, sin duda lo más sobresaliente de esta obra.

El encargado de este aspecto es el holandés Elmer Leupen, habitual colaborador de Greenaway, quien ofrece una labor dinámica, movida e imaginativa. Gusta la vitalidad que le envuelve al relato y es concisa, en cuanto a lo chocante y rompe esquemas formales, como lo hizo Eisenstein durante su carrera cinematográfica, no es un montaje clásico al estilo D.W. Griffith, es más expresivo igual que el protagonista del film.

Ahora bien, lo que cuenta el realizador británico puede gustar en mayor o menor medida, construye al afamado personaje casi como una caricatura, que se encuentra frustrado sexualmente debido al no poder, en su país natal, declararse abiertamente homosexual, gracias a una ley contra la homosexualidad promovida por Stalin, era eso o ir a dar a Siberia.

A Greenaway poco le importan las exactitudes históricas, de ahí que haga una apertura completa de las vivencias de Eisenstein, se apropia del personaje y hace lo que le da la gana con él. Creando su propia versión de los acontecimientos, es imposible no remitirse a esta cita suya: “yo soy partidario de que la historia no existe, solo los historiadores”. ¿Entonces por qué no hacer la ficción que hizo?

La cita que menciono se puede ver por acá: http://cineuropa.org/it.aspx?t=interview&l=es&did=286878
10P24H
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow