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Costa Rica Costa Rica · Guápiles
Voto de 10P24H:
9
Drama Filipinas, años 90. Horacia ha pasado treinta años en un centro penitenciario y ha sido liberada después de que alguien confesase su presunto crimen. Abrumada por su nueva libertad, llega a la dolorosa conclusión de que su aristocrática ex-pareja le había tendido una trampa. A medida que se sucedan varios secuestros de ricos, Horacia encontrará en ello su oportunidad de planificar su venganza. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lav Diaz se ha consolidado en los últimos años como un director de gran fama por su presentación en diversos festivales, su particular visión del cine se convierte en un estilo con una marca muy propia: filma en blanco y negro, con tomas estáticas (por lo general), con secuencias sumamente largas, lo que produce largometrajes de cuatro o más horas de duración.

El realizador defiende su forma de trabajar al considerar que esta, ofrece una vista más libre de manipulaciones respecto a la gran mayoría de cine, en especial el comercial. Teje con calma los entramados de su película, generando una gran conexión con el espectador. Ciertamente, lo que hace es casi un milagro, su labor como guionista permite mantener el interés en todo momento, proponiendo personajes secundarios que terminan siendo casi protagonistas.

Esto es lo que sucede en Ang Babaeng Humayo, flamante ganadora del León de oro en Venecia el año anterior, una obra que sigue a Horacia (Charo Santos-Concio), una mujer que es liberada tras pasar treinta años en la cárcel por un homicidio, es soltada cuando la verdadera culpable declara. Su forma de ser no calza con el contexto en el que está, admirada y respetada por las otras reclusas, trabajan juntas en agricultura, da clases a algunas hijas de estas y cuenta historias.

Al salir, opta por buscar a sus hijos, aunque antepone su deseo de venganza en contra de su expareja, Rodrigo Trinidad (Michael De Mesa), una persona de gran poder económico y posiblemente, corrupción. Así la protagonista merodea su mansión por las noches, momento en el que conoce a una serie de personajes de mucha importancia en el relato: un travesti que sufre ataques epilépticos, un jorobado que vende comida en la calle, y una indigente de la zona.

Diaz destaca desde los primeros minutos con una obra que se sabe será de un gran humanismo, Horacio es una mujer abnegada que ayuda a estos personajes en distintas situaciones, mientras busca subsanar la herida infinita de pasar tres décadas en una cárcel. Este altruismo se contrapone con el deseo de venganza, tan oscuro como esas noches profundas donde se desarrolla la mayoría del metraje.

Pero Ang Babaeng Humayo es también una obra con una carga política muy grande, algo que no es de extrañar en este realizador, rescatador de la historia de su país y crítico de la corrupción actual que tiene. En este largometraje, determina y deferencia muy bien al pudiente y al marginado, el primero que vive prácticamente encerrado y protegido, el segundo buscando subsistir.

Una película monumental de un cineasta valiente, que antepone su interés artístico a cualquier convencionalismo comercial, no le interesa el mercado. Diaz como director de fotografía compone una poderosa imagen visual, unas secuencias de abrumadora belleza y un guion tan grande como una obra de casi cuatro horas de duración amerita.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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