El nuevo trabajo del veterano Paul Verhoeven es una película impactante e irreverente, en una adaptación de una novela escrita por Judith C. Brown. La historia se desarrolla el siglo XV, situando la acción en el interior del convento de Pescia, en el momento en el que llega a ese lugar una novicia que causará estragos en las monjas que viven en ese recinto religioso y en la abadesa Soeur Felicita. La película se presentó en la pasada edición del Festival de Cannes, en donde tuvo acogida, y en la Croisette ya se generó una gran polémica, y en nuestro país se ha estrenado en la pasada edición del Festival de San Sebastián integrada en su sección perlas.

La película logra mantener el interés hasta los 15 minutos finales, con una historia que se desarrolla a un ritmo bastante pausado, pero con una atmósfera de tensión que planea en el ambiente, gracias a la valentía del cineasta neerlandés en no dudar en mostrar situaciones que pueden molestar a una parte del público y a un humor irreverente. Pero también gracias al gran nivel técnico y artístico, tanto en la dirección de Verhoeven que imprime carácter al proyecto, con una gran recreación de la época y el trabajo de la directora de fotografía Jeanne Lapoirie.

Dejo para el final uno de los aspectos más destacados del proyecto, en concreto el reparto que está muy bien seleccionado, con tres grandes interpretaciones femeninas. Virginie Efira está excelente en el papel de la novicia Benedetta Carlini, demostrando una vez más que probablemente sea la mejor actriz francesa de su generación, en una actuación intensa, valiente y que se expone a nivel físico y emocional, en uno de las mejores de lo que llevamos de año.

El gran descubrimiento es el de la joven actriz Daphne Patakia, que interpreta a la novicia Bartolomea, y que tiene un par de escenas difíciles de olvidar junto a la protagonista. La otra gran interpretación femenina es la de la veterana actriz británica Charlotte Rampling, que saca adelante con nota uno de los personajes más enigmáticos, como el de la abadesa del convento. Junto a ellas aparece en un papel más secundario el actor Lambert Wilson, el del nuncio Alfonso Giglioli.

Entre los aspectos negativos destacan que se alarga en exceso en los 15-20 minutos finales, que no aportan nada, y se podía haber recortado algo el metraje. Es bastante previsible, por mucho que algunas escenas son impactantes, y falta alguna sorpresa en la historia general. Pese a todo ello no aburre, y es fácil de recomendar a espectadores de diferentes edades, siempre que no tengan unas creencias religiosas por lo que se puedan sentir molestos por algunas situaciones que se desarrollan en el interior de ese convento.

LO MEJOR: La actuación de Virginia Efira. La dirección de Verhoeven.
LO PEOR: Es previsible y se alarga en exceso en la parte final.

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