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Benedetta

Drama Italia, siglo XVII. La pequeña Benedetta Carlini es llevada al convento de Pescia, en la Toscana. Con el transcurrir de los años se va manifestando su tendencia mística. Adaptación de la novela "Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy (Studies in the History of Sexuality)", de Judith C. Brown, que gira en torno a un convento y la homosexualidad de una de sus monjas, quien desde joven comenzó a tener visiones sin ... [+]
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2021
52 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benedetta es el último trabajo de un Paul Verhauven que a sus ochenta y tantos, sigue sin dejar indiferente a nadie. Un director que continúa explotando sus característicos manierismos, haciendo gala de su cinismo, su sentido iconoclasta, su amor por la transgresión y por las constantes salidas de tono. Características que los habituales del director ya conocen y que no sólo toleran sino que disfrutan. El film no es ni de lejos tan escandaloso como pretende ser; con o sin satisfyer divino. Aunque el viaje resulte como mínimo disfrutable.

Verhoeven no es nada sutil, para qué engañarnos; es un director que se deja llevar por los impulsos, dejando a un lado la corrección, pero bien es cierto que es capaz de hacer una precisa disección del comportamiento humano. La historia mantiene varios frentes abiertos. Trata en gran parte sobre la mentira. Llama la atención que tratándose de un convento de monjas no haya un solo creyente entre sus filas. Además el argumento orbita en torno al binomio placer-dolor y encontramos también unos ligeros apuntes sobre la hipocresía, parte indisociable de la iglesia y del propio ser humano.

Como es habitual en Verhoeven, parece que el director está constantemente jugando con el espectador. Se toma muy en serio las discusiones teológicas entre personajes y al segundo te sumerge en las más disparatadas visiones. Se trata de una serie de barrocas ensoñaciones pop con una puesta en escena estrafalaria y postiza; un efectismo vacuo, pero al fin y al cabo un ejercicio de libertad sin cortapisas. Esto es una constante durante toda la película. Parecerá imposible, pero os aseguro que por momentos Benedetta es un retrato de época convincente y al minuto sin comerlo ni beberlo estás siendo testigo de una exhibición gore. Los diálogos son serios y siempre inteligentes, pero erráticos. Se atisban, en ocasiones, ideas atractivas en esas disertaciones sobre la fé, que pierden consistencia ante un guión que se ve lastrado por una falta de peripecias y giros dramáticos. Una narración perversa, poco pulida y reducida a su mínimo esbozo, siguiendo fielmente el itinerario que el espectador presupone desde antes de entrar a la sala.

La puesta en escena transita en ocasiones por la vía naturalista, con un aspecto casi documental, que le confiere verdad, para acabar desembocando en un estilo histriónico, lindando lo grotesco; un territorio al que sabemos de sobra que Verhoeven no teme acercarse. Verhoeven te sumerge en una espiral desenfrenada, donde no existe moral alguna, donde reina la ley del deseo y donde la malicia es el pan nuestro de cada día. Observa a sus personajes desde una distancia irónica que nos permite saborear el placer de la incorrección. Nos abandona en una deriva en la que no nos queda más opción que aceptar sus reglas. Nunca se nos permite entender las motivaciones que hay tras las acciones de los personajes, decisiones que se nos antojan arbitrarias pero que son parte fundamental del goce que nos provoca. Es maliciosamente divertida.

La protagonista dice ser portadora de la palabra de Dios, aunque intenta convencernos sólo vagamente. Somos espectadores de como se deja llevar irrefrenablemente por un deseo incontenible, una pulsión irracional, al fin y al cabo algo indisociable del ser humano. Verhoeven rompe las expectativas que genera el trailer; plagado de un sexo explicito que en definitiva solo representa un pequeño porcentaje de la cinta. No faltan las habituales convulsiones orgásmicas de sus films aunque en esta ocasión son muy tímidas. Tiene su pulso ágil habitual, pero por la propia naturaleza del material no acaba de quedar nunca claro cuál es el tono; aunque tampoco es nada extraño en el director. Benedetta es satírica, provocadora, deshilvanada y siempre caprichosa. Se toma poco en serio a sí misma; y no esperábamos otra cosa.
Víctor
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4 de octubre de 2021
39 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Oh Esposas de Jesús! consagradas en la orden religiosa de la iglesia católica, enclaustradas y reglamentadas por el celibato, la obediencia, la pobreza, la castidad y el aislamiento, donde todo pequeño atisbo del menor pecado será castigado con el terrible dolor de la penitencia que permite, bajo el arrepentimiento, el acercamiento al mismísimo Dios. Pero la llamada del pecado es tentada por el cuerpo carnal que encierra las almas bondadosas y puras de las más nobles monjas, y bajo la mirada de Jesús, deberán afrontar, armadas con la plegaria, el terrible llamamiento de la perversidad. ¿O quizá no?

Paul Verhoeven, creador del más célebre y sensual cruce de piernas de Sharon Stone en “Basic Instinct” con el que hizo sudar tanto al regordete interrogador John Coreli, y a tantísimos hombres y, porque no decirlo, mujeres, que vieron la escena del interrogatorio. Pero Verhoeven es mucho más que un cruce de piernas, y tras algunos aciertos y otros desaciertos, el cineasta pre-estrena en la Sección Oficial del muy honorable Festival de Cannes su última apuesta, “Benedetta”. Basándose en la novela “Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy” de Judith C. Brwon donde relata la historia real de Benedetta Carlini, monja del s.XVII enclaustrada en el convento de Pescia, de la Toscana. La hermana Carlini, asegura ser capaz de hacer milagros desde que era joven mediante visiones brindadas por el mismo Jesús. Aunado a las llamadas de su mesías, Benedetta explorará la sexualidad junto a su más devota compañera de convento, la hermana Bartolomea.

Llevado por las críticas y el argumento, creyendo, bajo mi inocente mirada, que Verhoeven solo nos trasladaría al convento de Pescia para abrazarnos en una historia de amor y erotismo con el que romper los prejuicios de tantos siglos atrás, que por desgracia aún nos acompañan; pero al poco de comenzar la película me doy cuenta: no podía estar más equivocado. “Benedetta” no solo viene, a través de una fuerte carga erótica, para romper las barreras de los prejuicios de lo que es moral y lo que no, sino que llega para a incitar el don del pecado, y no solo el pecado carnal de la lujuria, sino el que incita la mentira y el poder de la liberación.

A sus 82 años, un despreocupado Verhoeven, ya no se va andar con tapujos, así que desvergonzadamente nos entrega una gamberrada religiosa, provocativa e incorrecta, sin la menor intención de censura y con unas ideas e imágenes tan atrevidas como profanadoras que hacen de la película un relato tan serio como descarado.

Así que, y en todos los sentidos ¡Menudo cachondeo!. Barajando cartas tan dispares como la sangre, el amor, la traición, el erotismo, la mentira, el sacrilegio, la vida, el poder y la muerte, harán que aquellos aferrados a la religión la vean (si es que se atreven) como una blasfemia con la que tirarse los pelos de la cabeza, pero que yo, sin más religión que el “vive y deja vivir”, me lo he pasado en grande, hasta sentir la llamada del pecado y, en consecuencia, la liberación.
Víctor Baylach
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6 de octubre de 2021
30 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Erotismo lésbico, chicas bonitas, religión, violencia y Paul Verhoeven. ¿Qué puede salir mal de este explosivo cóctel? Absolutamente nada. Benedetta se cuela por la puerta grande entre mis imprescindibles a revisar en cada Semana Santa junto a Jesucristo Superstar, La última tentación de Cristo y La pasión de Cristo.

Con Benedetta harás un viaje místico de algo más de dos horas en el que tendrás momentos para la sorpresa, la euforia, el sufrimiento, la risa, la pena, el perdón, la bravata, la excitación y la locura. Verhoeven provoca, lo ha hecho siempre, pero no sería de justicia quedarnos con esta única faceta. Ha demostrado ser mucho más que eso a lo largo de su carrera. Sólo verán ofensa en sus provocaciones aquellas personas con determinados problemas que no me interesan. Su pecado capital: gustarle más un pecho de mujer que a Mariano Rajoy la Cassata de Los Italianos (busquen imágenes en internet y lo entenderán). No se conoce una fascinación igual desde tiempos de Russ Meyer. ¡Pero ojo! El primero hace cine, el segundo simplemente llevaba a la gran pantalla a modelos de revistas X o gogós.

Se trata de una historia basada en hechos reales acaecidos en el siglo XVII en la ciudad italiana de Pescia. El trío protagonista lo encontramos en Virginie Efira quien interpreta a Benedetta Carlini, una monja mentalmente desequilibrada; Daphne Patakia, la novicia rebelde y paleta; y Charlotte Rampling, la madre abadesa. Entre las tres saltarán chispas de muy diferentes maneras: celos, traición, venganza y atracción carnal.

Estamos ante una película tan especial e inclasificable que, entre todas sus grandes virtudes técnicas, artísticas y argumentales, hay incluso cabida para lo ridículo sin que esto afecte en lo más mínimo a la seriedad y calidad del resultado final. Si esto no es un milagro que baje Dios y lo vea.
Travis Bickle
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31 de agosto de 2021
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los primeros títulos que vienen a la mente al pensar en conventos es por supuesto La religiosa, de Rivette. La película también tuvo que hacer frente al escándalo con el mérito de ganarse la censura antes de que siquiera empezase a rodarse, debido a su controvertida fuente original. Hay quien quiere ver en Benedetta un homenaje a Rivette, devolviéndole aquel capote lanzado en 1998 cuando el francés defendía Showgirls a capa y espada. Podría ser, Benedetta comienza con la niña llegando al convento y su adaptación al entorno, practicando su fe de manera distinta al resto de compañeras y siendo además protagonista de un milagro. Esto despertará la envidia del resto de las jóvenes. Se puedes establecer ciertos paralelismos entre Benedetta y La religiosa, sobre todo si nos fijamos en la hostilidad del entorno, caldo de cultivo del conflicto en ambos films. Eso sí, allí donde Anna Karina era maltratada y convertida en mártir por el director, el personaje de Virginie Efira asciende a la santidad con el beneplacito del poder.

Además, La religiosa podría describirse como un seguimiento del recorrido de Karina de convento en convento cuando en Benedetta la participación de los secundarios es fundamental en la construcción de la trama. La madre abadesa, el nuncio y sobre todo Bartolomea, interpretada por Daphne Patakia una joven campesina que llega buscando refugio en el claustro: vulgar, atrevida, traviesa, si bien inocente también maliciosa, La expresión de Bartolomea encierra un misterio que nos hace dudar de sus intenciones respecto a Benedetta. Si bien al principio la adula, le muestra avances amorosos y sexuales, esperamos que Bartolomea termine atacando y muestre el animal salvaje y sediento que creemos que habita su rostro sibilino.

En esta relación ambigua entre dos personajes femeninos podemos volver a ver a Rivette y a todos los duelos y atracciones entre sus míticos personajes: dos desconocidas en Le pont du nord y Céline y Julie van en barco, o dos enemigas en Noroît y la propia Duelle, por poner unos ejemplos. Sin embargo, la figura de la monja instruyendo a la novicia con intenciones ocultas recuerda más a Los ángeles del pecado, de Bresson donde la monja protagonista sucumbía fatalmente al intento de salvar el alma, maligna y siniestra, de la oveja descarriada, Toda comparación se diluye enseguida, de todas formas, dado que no tardaremos en descubrir que pocas veces Benedetta podría sucumbir a un peligro. Las visiones de Dios, cuando no directamente las posesiones, la salvan de cualquier entuerto y sirven además como motor para su meteórica ascensión al poder. No sin motivos, las otras religiosas desconfían de la veracidad de tales acontecimientos.

El texto en el que se basa Verhoeven es una simple crónica histórica, no una ficción. Como no sabemos si la Benedetta real creía en sus visiones o las fingía, el cineasta, al novelizar los hechos, aprovecha para darle a la falta de certitud el peso de la trama, la intriga, el misterio de la verdad o la mentira. Benedetta se convierte así en una Catherine Trammel con sotana, una femme-fatale que puede que esconda más de lo que aparenta, que provoca con sus silencios y que despista con sus respuestas. Al igual que el personaje de Sharon Stone en Instinto básico tanto podía ser la asesina como inocente mientras disfrutaba como espectadora en la investigación, Benedetta tanto puede ser una suerte de Mesías como una farsante. Lo que sí queda claro es que finalmente es ella, y no Bartolomea, el animal salvaje encerrado que atacará a todo aquel que se interponga en su camino, sea cual sea su meta.

Ahora que Verhoeven se ha ganado el favor de los monóculos más enfocados de la crítica ¿Es Benedetta su venganza?

¿Acaso no presenta un género tan rígido como el drama religioso para abofetear al gremio con aquello que siempre se le ha reprochado? El thriller, el sexo y unas secuencias oníricas entre la serie B y la Z. Secuencias que por cierto, no hacen más que remarcar su pobre acabado dado que pobres serían también las falacias que la propia Benedetta inventare. El espectador pierde el hilo al ver al Cristo como caballero vengador arropado de CGIs como las monjas no terminan de estar convencidas de la versión de su hermana al escucharla.

¿O por otro lado Benedetta no sería más que el Grandes éxitos de bordes pulidos de Verhoeven para el gusto de las altas esferas? Es otra posibilidad, aunque cierto es que en esta ocasión el estupor ha originado más textos que el aplauso. Sea como fuere Verhoeven se convierte con su última película en otro de sus personajes, el auteur-fatal que se divierte con nosotros, que esconde la carcajada detrás de la media sonrisa, a quien no sabemos si tomarnos en serio o en broma, pero que al fin y al cabo vuelve a provocarnos el mismo sentimiento triunfal que ha logrado arrancarnos década tras década: la fascinación.

hommecinema.blogspot.com
Podcast: Los Vitelloni.
harryhausenn
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20 de octubre de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esto, como en muchas otras cosas la realidad seguro que supera la ficción a pesar de que la adaptación que hace Paul Verhoeven de la mística italiana Benedetta Carlini, no ahorra detalles escabrosos en la relación entre la monja y la novicia Bartolomea con “Satisfayer” medieval incluido.

Me ha recordado mucho a la película “El nombre de la Rosa”, tanto en la forma como en el tratamiento intrigante que se hace de las luchas de poder del convento, así como en la relación que se produjo entre el novicio “Adso de Melk”, discípulo de “Guillermo de Baskerville” y la desinhibida campesina que le enseña los secretos carnales y que aquí toma la forma de “Bartolomea”, llevando a la recatada y reprimida “Benedetta” a una liberación mucho mayor que la espiritual.

Magníficas Virginie Efira como “Benedetta” y Daphne Patakia como “Bartolomea”, sin perder de vista a una siempre poderosa Charlotte Rampling como madre abadesa despojada de su cargo a la fuerza. En el apartado artístico cumple perfectamente aun que alguna decisiones arbitrarias y algo efectistas lastren un poco el resultado final.

Con todo es una interesante película que mantiene el interés y no te va a dejar indiferente.
kawenzotz
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