Si muestras un especial interés en la raíz de esta serie, en su auténtica matriz y esencia comprobarás que no es una serie más y si vuelves a observar, pero esta vez al director, conociendo su punto más fuerte entre sus películas más populares que son la sensibilidad en su estado más puro (lágrimas incluidas) y lo crudo del amor, lo que ocultamos a nuestros amigos y familia que nos come por dentro y la profundidad de los sentimientos más intensos y más puros comprenderás mejor esta serie y la sentirás a flor de piel, como si te la grabaran a fuego y directo al corazón, porque el alma te la roba...
El escenario principal es una base militar estadounidense en la patria italiana, un grupo de chicos y chicas en una edad temprana y con las hormonas revolucionadas y el despertar de la identidad sexual se unen sin quererlo y sin remedio, se apoyan y se dan atención mutua, casi forzados a ello al principio.
Pero no cualquier panda de chicos ni los más especiales que te puedas imaginar, no, lo siguiente diría yo...
Es difícil integrarte a la fuerza entre gente que a simple vista no tiene nada en común contigo, tu forma de pensar o tu estilo personal, es traumático incluso sentirte rechazado o apartado; alcohol, fiesta, música, chicas, chicos, sexo, identidad sexual, confusión, amistad verdadera....el elenco de los principales protagonistas es de un soberbio en cuanto interpretación que abruma y logran reflejar todo lo descrito como si no estuvieran actuando y fuera parte de su vida diaria, no es difícil dejar que entren en ti y te coman por dentro, porque te devorarán y además vivirás su locura, sus miedos interiores, su rabia contra sus padres y sus amigos y la vida, pero por supuesto sin ningún lugar a dudas llorarás con y por ellos...sobre todo con ese final....no, no es posible soportar tanta maravilla en sólo ocho capítulos, es muy difícil tanto, tan bueno, tan intenso y tan breve...